6/21/2014

Arturo Parada



Amor de lluvias

¿Recuerdas cuando llovía,
 me abrazabas y mirábamos al cielo
 desde la ventana?

 Cada relámpago era un beso
 para disimular tu miedo,

 nunca te gusto presenciar
 el choque de las nubes
 y mis besos,
 mis besos tampoco te gustaban
 pero eras feliz con ellos.

 ¿Te acuerdas de aquel día
 en que tus lágrimas
 quisieron imitar a la lluvia?

 Recorrían tu rostro de una en una
 como las primeras gotas
 que se posaban en la ventana,
 yo solo callé mientras mi pecho
 se convirtió en la cuna de tu rostro
 hasta que tu lluvia cesó.

 ¿Cuántas gotas nos habrán visto
 por esa ventana como dos tontos
 imaginado en ella un televisor?

 Dirán las gotas lo que quieran
 pero yo, yo se que lo nuestro
 era más que ver esa ventana
 en cada lluvia, era ver en la ventana
 como nuestras almas se empapaban
 del amor de nuestros labios en el silencio,
 un amor de lluvias sólo para dos.





No todo era poesía

Entre ella y yo
 no todo era poesía,
 nos perdíamos en la métrica
 y hasta olvidábamos las rimas
 para nadar en nuestros ojos,
 desnudos hasta el alma.



Entre ella  yo
 no todo era poesía,
 las caricias también estaban,
 mis pupilas sobre sus labios
 y un par de besos a su frente
 nos alejaban de las letras.


 Entre ella y yo
 no todo era poesía,
 a veces también nos amamos,
 también vimos amaneceres
 hasta anochecer tras la aurora
 a la que llamamos amor.


 Entre ella y yo
 no todo era poesía,
 pero la poesía,

 sin duda lo era todo.

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