Oblivión
Anochece
los amantes inician la faena
cierran las persianas
y tu estás sólo.
Observas las hojas por la ventana
árbol sin hojas
luces y sombras
fantasmas
vinos y su hechizo.
En tu recámara
señales de exilio
cadáveres de insectos en las paredes
hipodérmicas en el suelo
Piazzolla en el tornamesa
sangre en la biblioteca.
Ser antagónico
hombre advenedizo
aún extrañas a tu amada
agonizas solo
y los cigarrillos yacen en el escritorio.
Se acerca la aurora
y no has abandonado el claustro
hay sangre a tu alrededor
señal de tu partida hacia el destierro.
Alejandro León, Bogotá.
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