10/13/2014

Lau Moya




Lau Moya (Bogotá, Colombia, 1989) En la actualidad prepara su tesis de pregrado de Licenciatura en Lengua Castellana por la Universidad Minuto de Dios. Autora del libro Entre sombras y letras (NET Educativa Editorial, Bogotá. 2013).




Cuatro esquinas


Cada uno con un título distinto, uno de traje, otro perdido en el tiempo y unos más sin rumbo fijo en la memoria.
Todos repartidos en el calendario al azar de un viento que carece de ubicación y de sentimentalismo, que por cierto solo busca satisfacciones a corto plazo.
El primero de ellos de labios suaves, ojos tristes y pocas ganas de volar; el segundo, de cuerpo delgado y aspecto frío, pero que al contacto con mis dedos hierve como el infierno. De sus besos nada qué decir, son solo bocanadas de soledad disfrazadas de pasión; ni hablar del número tres, un ser que deambula en la tierra por error y quien perdió la brújula del destino, él acaricia el alma y desdibuja sus dolores, plasma recuerdos invivibles, aun aquel que muere de a poco cada día porque cree que sus horas para el amor son un intento fallido.
Luego, para dar un orden a esta historia traída de los cuatro puntos cardinales –los de una existencia repartida como correo a media humanidad–, llega el innombrable, el de rostro blanco, ojos profundos, labios tibios y besos amargos, el que con cada mirada siembra incógnitas para recoger lágrimas de orgullo, quien vigila las noches esperando llevarse en sus bolsillos un poco de placer a costa de todo aquel que muere de amor, el que cierra solo estas letras, más no la herida que se agranda cada vez que en la soledad mira sin decir nada, presionando al tiempo con sus dedos el lugar exacto donde supura invisible la incertidumbre y la melancolía.
Él, quien no pregunta dónde están las otras partes de la historia, a quien poco le incumbe saber que su vacío cada día del calendario se llena con otros tres cuerpos, de quienes ni siquiera saben que para suplantar un solo nombre ella necesita retenerles a los tres en el breve instante en que su enemigo no está.

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