Amigos, presento unas palabras que el poeta y profesor Alexánder Buitrago Bolívar escribió para el libro Flores para un ocaso, editado por la Liga Latinoamericana de Artistas en Bogotá, 2013.
Flores para un ocaso (Bogotá, 2013). Portada del antropólogo y artista plástico Alonso Jiménez. |
Flores
para un ocaso
Omar Iván Garzón Pinto,
autor de este libro de fuego que consume a quien se lanza a la conflagración de sus páginas,
conduce al lector a una poesía urbana escrita en tiempos de guerra. Porque el
autor de este libro no se camufla tras exacerbados lirismos ni sube a su alta
torre de marfil a contemplar su realidad próxima, alejado del dolor que lo
rodea, sino que camina entre las hojas, los ríos, las caracolas, y las olas, y
es anónimo entre los muertos bajo un cielo de sangre.
Es más: Nunca se
autoproclama poeta ni se regodea en sus más elevados egos literarios o
ensimismamientos místicos. Tampoco es un pastor callado que vaga por el campo
custodiando sus palabras para que no caigan al olvido. Al contrario, es un
artesano que trabaja con las manos y el corazón las palabras cotidianas, para
extraer el fuego que calcine al que transita las páginas de Flores para un ocaso, y con ese fuego
entre sus manos, hace del lector silencio de agua, silencio donde zumban las
ramas de la memoria, abismo bajo la luna, bosque de pájaros, desierto habitado
de fantasmas, arado que empuja la lluvia y el llanto en la desolación y la
tragedia de la guerra. El lector de Flores
para un ocaso es un transeúnte hecho polvo bajo la lluvia en la ciudad de
la indiferencia.
El poeta ha robado el
fuego sagrado de los dioses, para entregarlo en Flores para un ocaso, quemándonos las manos. Porque sus manos son
ceniza por el fuego de la guerra. Es que Flores
para un ocaso tiene páginas memorables no por la técnica usada, ni las
metáforas, ni las imágenes bíblicas construidas por un profeta que oye los
silbos de Dios, sino porque hay un Jacob postmoderno que sube y baja la
escalera de la poesía como un bastión de lucha ante el olvido y la
reivindicación de la memoria. Es por eso que Flores para un Ocaso es la voz del
desventurado que acaso es un mendrugo de luz, y ara el aire, y habita el
olvido.
Es urgente la lectura y
relectura de poesía comprometida políticamente con el desterrado, el
desahuciado de la guerra, el desposeído…, y Flores
para un ocaso toma partido por los de abajo, por los sin nombre en las
listas de desaparecidos, por los anónimos que nunca salen en los noticieros ni
son nombrados por el Jet Set de la farándula. Flores para un ocaso no es un manual de poesía ni pretende exhibirse
como un grito de moda,es un libro de paz para estos tiempos de búsqueda de la
paz, y es una propuesta clara para el desarme de nuestros odios y componendas
personales, es un camino que se propone al lector, no sin espinas.
Alexánder
Buitrago Bolívar
Gracias a usted, poeta, por este libro.
ResponderEliminar