12/30/2012

Wilmar Edison Martinez


LETRAS DESAHUCIADAS

Mientras la calle se afana de ver cuerpos
tendidos que se quitaron el rostro,
el pulso se remojo en el café
y la mano del poeta humeante
escribió en el ombligo de las ultimas conversaciones.
Las palabras convalecientes
se escribieron con los ojos vendados
y la imaginación amputada,
¡y el vino!,
el vino se regó en el piso
para brindar con el vacío.
Las moscas habitaron,
lo vieron todo,
fueron sus noches,
fue su festín,
ellas limpiaron sus alas
y revolotearon lo que duro el agasajo.
Y el poeta,
él rasguño todas las horas,
la madera
y las ropas raídas,
se lamentó de lo incomprensible
al ver su poema hecho trizas,
ahora camina con los ojos vendados
y sus manos gastadas
que ahora escriben epitafios.

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