A continuación, comparto cinco poemas que hacen parte del libro Un poeta es un satélite en constante caída, publicado por Senderos Editores (Bogotá, 2015). Con ellos trato de hacer un homenaje a algunos autores:
-Mauricio Vallejo (San Salvador, 28/12/1958-desaparecido el 04/07/1981 en Antiguo Cuscatlán).
-Delfina Góchez Fernández (San Salvador, junio de 1958-asesinada el 28/05/1979, ibídem).
-Leonel Rugama (Estelí, 27/03/1949-Managua, 15/01/1970).
-Roque Dalton (San Salvador, 14/05/1935-Quezaltepeque, 10/05/1975).
-Javier Heraud (Lima, 19/01/1942-Puerto Maldonado, 15/05/1963).
-Mahmud Darwish (Al-Birwa. 13/03/1942-Houston. 9/08/2008).
-Mauricio Vallejo (San Salvador, 28/12/1958-desaparecido el 04/07/1981 en Antiguo Cuscatlán).
-Delfina Góchez Fernández (San Salvador, junio de 1958-asesinada el 28/05/1979, ibídem).
-Leonel Rugama (Estelí, 27/03/1949-Managua, 15/01/1970).
-Roque Dalton (San Salvador, 14/05/1935-Quezaltepeque, 10/05/1975).
-Javier Heraud (Lima, 19/01/1942-Puerto Maldonado, 15/05/1963).
-Mahmud Darwish (Al-Birwa. 13/03/1942-Houston. 9/08/2008).
El fuego da la consistencia
Hubo un tiempo en que todo era
sombra, yo también lo era.
Ella dijo mi nombre.
Fui palabra nueva, cuerpo
deseado.
Hubo días en que todo era
adverbio sustancial
/hasta que llegó también el
adjetivo.
Los días acabaron y llegaron
las desoladas noches
la profunda tristeza, la
efímera risa, el silencio constante…
Hay momentos en que soy la
palabra no dicha
como este poema exiliado que el
mundo no oyó
como ese punto final que me
niego a poner
y que tal vez muchos marchantes
pongan por mi
algunos lustros arriba.
Habrá tardes en que mi nombre
será la palabra
/que brota del prado
cuando la sombra del árbol sin
hojas domine
sobre el camino que esconde la
huella de la niña sangrante…
De cualquier forma, en
cualquier boca, por cualquier medio
como sonido profundo que se
llevan los vientos
o símbolo tallado que se oxida
en la aren, eso soy:
La clave cifrada que unos pocos
entienden
la placa de mármol tallada en
las lenguas
que el mundo no escucha
Eso soy: El jarrón agrietado
que se humedeció
/con el llanto y se forjó entre
las bombas
la palabra que descubre las
ruinas y que perdura
/en el ocaso del tiempo
las olas del mar como voces
forjadas susurrando
/tu nombre a los hijos del
viento.
Eso soy: La patria milenaria
que todas las noches agoniza
/que todas las mañanas se
levanta.
***
Roque Dalton “GarCIA”
Tengo un país que me nace en
cada herida,
/que me duele en todo el
cuerpo.
Miro al cielo y lo reconozco en
mis ojos.
Un país que un día me abandonó
pero que me acompaña a cada
paso.
Su recuerdo se hace cicatriz
sobre mi piel.
¿Lo podías sentir, amor, lo
podías tocar
/cuando rosabas mis labios con
tus dedos?
No, no podías. Te pasaba lo
mismo que a mí:
Estiro mis brazos, le llamo,
pero él se va.
Es su soledad la que me pesa.
Tengo un país que me duele en
todo el cuerpo
un país que después de
golpearme varias veces
hoy por fin me mata.
***
Más grande que el río es el hombre
Sí, lo sé. Llegará el momento
en que mi voz no tenga asidero.
Mis dedos flotarán a la deriva
desnudando a los náufragos
y mis huesos tratarán de
hacerse luz de Luna entre los ríos.
Faltará mi cuerpo, faltará mi
sombra en el paso de las horas
pero mis palabras ya sin carne,
sin angustias, prevalecerán.
***
Carta de amor a Cuscatlán
País mío: Si algún día te
acuerdas de mí
te espero en el verso que no
fue escrito
en ese que se oculta en los
dedos que no te señalan
en ese que susurré a tus oídos
y que el viento conoce
en ese que escribe la arena en
la playa y que las olas se llevan
en ese que recitamos un día
y que ahora se oculta en la
lluvia tardía.
Te espero, país mío, mi hijo
en el poema donde me nombras
en el exilio.
A la memoria de Mauricio Vallejo
***
Juana María y su arenga en el Tiempo
La única certeza que poseo es
que mi cuerpo también es sal
y como sal tendrá que
deshacerse algún día en el silencio.
Mi piel será la ausencia, mi
hueso el rumor de la sangre que se seca.
Mi palabra: Polvo de Luna que
fragmenta balas
el paso del viento entre las
ramas.
A
Delfina Góchez Fernández, in memoriam
***
Un poeta es un satélite
en constante caída
Sé que caeré y también sé que
mi cuerpo
se convertirá en ausencia
derrotada.
Aun así, estoy tirado en el
suelo
intentando unas líneas
victoriosas que se unirán
al reclamo irremediable de una
muchedumbre
en una plaza.
Habré ganado entonces
porque caí como cualquiera
pero nunca me callé
nunca habitó silencio en mí
menos hoy que como última
victoria
le grito tu nombre
a las paredes agujereadas
y mucho menos hoy que como
última conquista humedezco
mi agitado pecho
con el rojo de tus labios y mi
garganta
con el invisible néctar de tu
lengua.
Mueren dos veces aquellos que
no dicen nada
al momento de su siembra
y aquellos que no pudieron caer
boca arriba
para encontrarse con tu rostro
antes que el frío
abrazo de la muerte en la espalda.
***
En los siguientes en laces puede leer más poemas de Un poeta es un satélite en constante caída:
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