8/17/2013

Ingrid P. González


Ingrid P. González nació en Bogotá, Colombia (1990). Cuentista, poeta. Ha realizado estudios sobre creación literaria en el Taller de Crónicas Barriales (2007), en el Taller de Escritores U. Central (2009) y en el Taller Virtual de Escritores (U. Central y Fundación Gilberto A. Avendaño).
Primer puesto en el concurso de ensayo de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño con el tema “Literatura, cultura y paz en Colombia” (2007). Jurado en el Concurso de Cuento, Poesía y Artes Gráficas del SENA (2009). Ha publicado crónica en la Antología de Crónicas Barriales y en la página web de la Biblioteca Luis Ángel Arango (2007), como poesía en la revista Gavia (U. Distrital, 2009), y en el libro Poesía Colombiana  (La Esquina Ediciones, 2009); Antología de letras y exlibris (Ediciones La Máquina Gris y Liga Latinoamericana de Artistas, 2010); Díptico: “Sin destino impuesto” Colombia y Rumania (compilación de dos poetas colombianos y poetas rumanos, 2010); portada del número 75 de la revista Bacánika, con el cuento Un Punto Negro; y en una antología de poesía latinoamericana femenina llamada Femina Poesi (2013) con la Liga Latinoamericana de Artistas; además de otras publicaciones.
Se encuentra próxima a lanzar su primer libro, The Nueva Orleans Night Club y Otros Cuentos editado por la Liga Latinoamericana de Artistas.
Fue fundadora y parte del equipo de redacción de la Revista Palabrero Virtual.
Ha sido invitada a diversos recitales de cuento y poesía en diferentes bibliotecas, universidades, y locaciones.
Actualmente cursa un pregrado en la Universidad Pedagógica Nacional y escribe en la sección Kien Bloguea, en la revista KienyKe.com 



Cada vez que nos decimos adiós…

Cada vez que nos decimos adiós,
hay un centímetro del fuego
que se alza sobre la roca
en forma de ceniza

hay un fragmento de piel
que se encoje sobre ella misma
y retuerce
y duele

hay un puño tibio,
azul,
que se posa en un umbral
invisible

Y la ira

Hay una ira
cada vez que nos decimos adiós;
enloquecida,
silenciosa 




Dalí

Ven, aunque no te requiera.
Ven, porque solo así serás
La cura de mar para
Mi paganismo.




Instantáneo

Creo
Y es el rayo,
Pongo esto, "esto",
Y es la fuerza
Que me quebranta.

Conoce mi espíritu
En instantáneo,
Mis manos que trabajan
El infinito.




Error

Las venas están saturadas.
Viaja en ellas el error
De la ascendencia inocente.
El niño extiende su puño,
Sabe que la sangre en él
No es la de sus padres.
Tiene las venas saturadas
De una sustancia que no se explica.
Es el error, dice su padre.
Él está inocente del puño del niño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario