Reseña de Jorge Valbuena
Libro de poesía: Asma
Autores: Edwin
Gamboa – Fabio Delgado
Editorial: Piedra
de toque, Poesía ambulante. Colección Estampillas Poéticas.
Bogotá 2015
Los poetas han dejado de ser hijos
de la divinidad pero no por ello menos dioses. Acaso nuevos dioses, dioses
otros que se precipitan a edificar con las hebras de sus angustias
altares remotos, escenarios donde pueden trocar máscaras por destierros,
balanzas por aire, sobras de eternidad por retazos de asombro. Todo ello como
una constelación de incertidumbres.
Así el panorama de Asma;
libro que teje una alabanza para el incendio, libro que alza la voz para el
despojo, eco enfermo de gritos. Ninguna temporalidad, señal, hilo que nos
destine a cuidar el paso en sus páginas; es la forma del cuerpo errante que
hemos sido y que tienta a sus reflejos a olvidarse, pero quedan las marcas, el
hollín, las cicatrices, llanto en las arterias para ser uno contemplado en la
tempestad del otro.
Son dos voces que se confabulan
para migrar, hacer un viaje al respiro como única sentencia de nuestro paso por
la historia del viento, tempestad que se hereda, escudriñan en el aliento las
espinas que han quedado ancladas al dolor y al juego. Edwin Gamboa y Fabio
Delgado crean en Asma otra forma de acceder al tiempo, lejos
de la línea horizontal que a diario nos asoma en nuestras acciones e
intercambios, nos entregan a las fugas que convulsionan en nuestras emociones,
las formas que contiene el recuerdo y los instantes, sin asemejarse a la
presunta lucidez que hemos inventado para revelarnos:
Gamboa traza:
¨También hay madera de la chimenea
de la infancia,
el dulce silencio de la lectura en
la habitación,
el gorgojeo de la lluvia que cae,
anocheceres más
bellos que la tarde y horas de la
noche
que nos acercan a la divinidad
(no hay otra divinidad que
el reino de las palabras)¨
Delgado rema:
¨Hay disparos fuera de mi casa.
adentro casi todos están muertos
y beben café negro
en los rincones.
En las escaleras se sientan los
desaparecidos
buscando respuestas
en las ventanas.¨
Es en las ruinas que acontece el
tiempo, como otra víctima del miedo y las circunstancias, el pasado deja de ser
una sombra compasiva. En Asma se transcurre sin inicio, ni límites, ni
destinos, el tiempo es un juego más de las derrotas. El verbo no toma distancia
ante sí mismo, las palabras hilvanan de nuevo los asuntos que ya han sido
sometidos a certezas, los briosos asuntos del pasado que vuelven a pasar, por
Ítaca, esta ciudad, la pintura, la rebeldía, las masacres, el ajedrez, la
guerra, la ebriedad, la literatura, el amor, los atardeceres, la calle,
Penélope.
No pretende la revelación ser
parte de estos ahogos, no hay epifanías que marquen una distancia entre el yo y
su entorno, sino un paisaje que entrelaza un todo a su caída, en lugar de la
descripción proponen el enfrentamiento, en lugar del ritual proponen la
desmitificación; el poema se ofrenda a sí mismo y sus detalles son solo piezas
de un extenso tapiz que es la humareda del mundo, templadas allí con la azarosa
minucia con que invaden los recuerdos.
Texto publicado inicialmente en: http://www.laraizinvertida.com/detalle.php?Id=1806
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