El deshielo
En mi hombro llevó enquistada la vía láctea. Un coro de
planetas respira entre mis huesos. Cuando comienza el ciclo de la luz, desde mi
mente se despeñan los glaciares a la bóveda sin fondo de mi instinto, donde el
infierno llamea el exterminio y el nácar. Este asombro que camina no tiene
tregua. En mis úlceras pule su asamblea la garra del gavilán. No conozco otra
victoria que la caída.
Ven a cantar, fuego de velamen perdido, semen de precipicio,
ven y enséñame la palabra que repiten insomnes los condenados.
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Un comentario del poeta Henry Luque Muñoz sobre la poesía:
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