4/13/2013

El rayo que no cesa Antología poética (selección de poemas)


Mi corazón no puede con la carga
de su amorosa y lóbrega tormenta
y hasta mi lengua eleva la sangrienta
especie clamorosa que lo embarga.

Ya es corazón mi lengua lenta y larga,
mi corazón ya es lengua larga y lenta...
¿Quieres contar sus penas? Anda y cuenta
los dulces granos de la arena amarga.

Mi corazón no puede más de triste:
con el flotante espectro de un ahogado
vuela en la sangre y se hunde sin apoyo.

Y ayer, dentro del tuyo, me escribiste
que de nostalgia tienes inclinado
medio cuerpo hacia mí, medio hacia el hoyo.


Miguel Hernández


El rayo que no cesa, Antología. Foto: Sergio Chiappe.

A continuación, presento una selección de poemas del libro El rayo que no cesa, Antología poética, publicado bajo el sello editorial Cuervo de papel (2013) y el cual está compuesto por textos de casi treinta autores de Colombia, Bolivia y República Dominicana. Fotografía de portada de Camila Cifuentes.



Omar Ardila Murcia (Valle de Laboyos, 1975)


CLAROSCURO

Momentos quebrantados por enardecidas voces del pasado
Máscaras diluidas en el pórtico de la luz
Aleteos subterráneos desafiando raíces ahuecadas

¿Cómo absolver la memoria de los hombres?

Vinieron unos cuerpos imberbes
y nos hicieron conocer el verdadero paraíso.
Esos cuerpos abrazaron la soledad
y adormecieron nuestra pertinaz nostalgia.

Primero fue la castración. Aquel Dios
que arrebataba los impulsos inocentes
nunca nos dio la cara.

Aprendimos a desafiar las tinieblas con más oscuridad.




Ingrid P. González (Bogotá, 1990)


RESURRECCIÓN

Observa a mis muertos.
Todos han regresado
De sus cenizas amarillas.
Te traen una lengua parasitaria,
Envuelta en un cristal que la refrena.
¡Detén tus oídos!
¡Ellos predican mi miseria!





Sergio Antonio Chiappe (Bogotá, 1972)


HOY SOY UN PERRO

Hoy soy un perro
que vaga por las calles
mordiendo al viento

soy un perro flaco y amarillo
en una esquina cualquiera
donde coinciden el hambre
y el aroma de los panes frescos

Mientras juego en los andenes,
hombres de mirada triste
corren hacia ninguna parte.

Hoy calmo la sed
en charcos que formó la lluvia,
busco la sombra de un robusto árbol
y me echo a mirar
pasar las nubes.




Diana Carolina Daza Astudillo (Bogotá, 1980)


LÁTIGO

La casa presiente la llegada del habitante
nada lo separa
la gotera en el lavamanos
anuncia el suicidio de las cosas
a fuera todo se mueve
adentro todo se cae
se desase con el portazo
que resucita la inutilidad del ser.




Amadeus Alessandro Longas (Medellín, 1984)


LUNALOQUIO # 101

La ciudad es blanca como la circularidad de una huella y entre las manos de las palabras y las historias, la tierra edificada con flores. Un idioma escrito con polvo como se escribe el silencio en las grietas de las calles. Hay un desierto de bocas ajenas y espasmos de noches sin consuelo, voces inmersas que dialogan con la viruta, el norteño, JimiHendrix, Epaminondas o "Fosforito". Estrellas sumergidas en el aire incierto bajo la sombra del viejo Caldas, mientras las niguas se pato -lindan y se pato- "ojean" los estribos y las lecturas se concentran y se desangran sobre ese cuartito con punto aparte y sus Disidencias. La casa de Negret y su menordomo alucinógeno de negativas insalubres, dos humanos con aliento antopromorfo que se aparean entre los desvelos, el trance del payaso en y una fecha que sigue latente entre el eco de dios y las iglesias. 31 de Marzo / 1983. No todo lo que amas se vuelve arena.
Popayán. 1:03 am.




Flóbert Zapata Arias (Filadelfia, 1958)


SIEMPRE DORMÍ MUY MAL

Siempre dormí muy mal.
Después de muerto
seguro seguiré durmiendo mal.
Seré un mal muerto.
Un muerto fatigado.
Nada me preocupa de la muerte,
excepto esta certeza
de que voy a seguir durmiendo mal.




Felipe Donoso Suárez (Bogotá, 1979)


DIOS

Te nombro hombre
Al hondo mar que llevas dentro
Lo llamo miedo.




Mónica Patricia Ossa Grain (Buenaventura, 1971)


NO SE ACABA

Copulan las nostalgias
se preñan en esta brisa de lágrimas.
Desfilan los sueños que cojean
en el sentido contrario de la vida.
No quieren nacer,
tal vez tienen miedo
de que al ser paridos
se cumplan.




Martha Cecilia Ortiz Quijano (Tumaco)


OCARINA

En busca del ritmo, quiero llevarte
con la cadencia de mis vientos
a ese paraíso de soles eclipsados.

Quiero que tus dedos
presionen mis poros dilatados
y tu boca ofrende su mejor canción
a este barro tembloroso que te ansía,
Quiero tu lengua por cada orificio mio
por todos los pliegues de mi piel rebosada.

Quiero oler a tu aliento,
descubrir en tus yemas y en tus labios
la fusión de mi hermosura.

Quiero viajar a lo largo de tus brazos
deslizarme despacito y bordear tu ombligo
seguir hacia tus otros territorios
sentirme poderosa en tus temblores y
deleitarme con tus fortalezas
y que no me dejes...
quiero más.




María Fernanda Ceballos Calvache (Cali, 1978)


TE ESPERO

Te espero.
En este número de habitación sin huésped.
En estas cuatro estaciones te espero.
En la tarde.
En el rumor que teje las horas.
En el labio sin beso te espero.
En la palabra.
En lo que no se dice.
En el nombre de las cosas.
Te espero.
En el caos. En el ruido de la mente
y en el cielo, también te espero.
Hoy. Cuatro hojas vinieron a verme.
Cuatro hojas vinieron a verte.
Y aquí estoy mirándolas vacías.
Tan vacías como este silencio.
En tanto. En el nombre de lo que no tiene nombre
así mismo, te espero.



Orlando González y Aldemar Gonzáles. Foto: Sergio Ch.




Andrés Acosta Díaz "Epifanio Andrés Tocarruncho" (Bogotá, 1987)



CONSEJO DE ORO

"Anda, camina
¡levántate, te esperan tus zapatos!"
Decía Miguel Hernández.
Contagia al mundo con tu sonrisa
abraza al viento
admira las montañas
fúmate
hasta la última
esquirla
de los días.
Me digo desde
Miguel Hernández.
Ahora
Frota
las manos al fuego
bebe y comparte un trago
mas no duermas
en cualquier esquina del barrio
pues
tal vez
sólo tal vez
mañana
-nos decimos-
el color de la violetas
cansado
se marche a otro mundo
y nos deje
"con el rabo entre las piernas".




Johanna Marcela Rozo Enciso (Pamplona, 1985)



PIZARNICK DE FALDALARGA


Quiero que a tu regreso
no encuentres mi sombra en el espejo.

Necesito estar en tierras lejanas
lejos del humor de los vivos
de la falda en tinte gris.

Ya no es posible
que siempre vuelvas
y mis pasos sigan enterrados en la misma arena
y mi nombre siga sin pronunciarse en el eco: ¡Flora!
En mi mano izquierda la que hace posible el milagro
llevándome a vivir lejos de la tormenta 
en el sueño profundo.
Quiero que a tu regreso
leas la nota y la recuerdes para siempre:
"No quiero ir más que hasta el fondo".




Aldemar González González (Bogotá, 1975)



LA ASCENDENTE PRESENCIA



...Las cosas imperceptiblemente
se desprenden de si mismas
y se fugan hacia otras formas...
Octavio Paz


La liviandad de cuanto observo
es aplastante:
El peso del mundo en mi cabeza.

La oscilación de las alas destruidas,
el vaivén de una hoja que cae,
son la mayor parte de ese peso;
la jaula abierta de la percepción;
los inesperados movimientos que en mí
fijan su veredicto.

La resulta de la contemplación
es siempre pesadumbre.

Todo aquello que cae
me erige la altura verdadera.

Cada gravedad que asciende
me trae el principio de la desposesión.




Jairo Alberto López García (Aranzazu, 1964)


HAY QUE DESENREDAR LOS NUDOS DE ESTA TIERRA

asolada por los golpes.
No se sabe dónde será cortada
la rosa de la memoria.
En los latifundios florece la sangre.
Nuestros muertos se desplazan por el río.




Leandro Sabogal (Villanueva, 1986)



JUEGO DE NIÑOS
26 OCTUBRE 2010


Juguemos a la bohemia
la sobriedad es la droga más fuerte
solo los hombres con agallas pueden con ella: los hombres /pescado.

Juguemos a ser poetas
-ese hombre no tiene nada de poeta-
¿Qué otra cosa ha de tener un poeta sino poemas?

Yo pienso distinto. Un poeta odia la poesía
se ama así mismo en sus letras.

Juguemos a ser justos
dar a cada quien lo que merece,
a mi me pagan por eso.

Juguemos a ser niños de nuevo
así ser cruel me será más fácil:
No dudaría en besarte y quitarte la ropa
para ver si escondes a mi madre entre tus piernas.

Juguemos a ser felices...
la tristeza es un mal necesario.




Neftalí Eugenia Castillo (Las Matas de Farfán, 1979)


LAS MARCHANTAS

En mi pueblo
las marchantas se adelantan al alba
con su pregón de frutas y hortalizas.

Llevan en su canasta
todo un conuco cultivado
regalo generoso de la tierra
y de sus callosas manos.

Van perfumadas de un sudor fecundo
mientras que el viento se pasea
llenando las plazas y las calles
con ese olor a campo recién amanecido

En mi pueblo,
las marchantas llegan entonando
el canto agradecido de la vida
con un poco de rocío en su sonrisa.




Diego Alexander Vélez Quiroz (Popayán, 1987)



LA ETERNIDAD AL ALBA (fragmento)

¿Qué es esta paz tan densa,
esta quietud ardiente que me envuelve la sangre?
¿qué es esta tibia calma,
este tregua del mundo sobre mi negra espalda?
Es la traición del tiempo, unánime y callado,
Que pasa por mis ojos y me oculta sus rastros.

Hoy no quiero la tregua, ni la calma tan tibia,
ni la quietud ardiente, menos la paz tan densa.
Hoy quiero una aventura, una tregua en la boca,
una verdad convulsa que me muerde la herida
y acabe mis entrañas
y me ahogue
y me queme
Y me robe la vida con un trombón de muerte,
con un trombón que grite: morirá sin motivo,
como mueren los hombres
Ya no quiero la calma
Me niego, me opongo, digo que no a la calma,
a este sordo lamento y a su discreta lágrima.
No quiero, no me da la gana.
digo ¡no!, me opongo...
............................................................................




Yonny Vanegas (Bogotá, 1978)



INSTANTÁNEA

El crepúsculo
Cae
Gota
A gota
Sobre un espejo de agua

El viento
Juega con e columpio
Del parque

Y en lo alto
En el balanceo
De las ramas
Un garza blanca
Picotea
El instante




Tomás Sanmiguel (Bogotá)



ARDE EL SIGNO 

Cada vez lo charcos son más grandes
este frío septiembre ha anulado
cualquier intento de explicación
de las mismas preguntas, del mismo río,
de una serie consecutiva de árboles
que caen a la superficie mientras...
cuentan los días y hay moronas en vez de salidas,
el insecto choca contra este retrovisor todos los días
el mundo se divide en dos
los que cavan su propia tumba
en ésta esdrújula nocturna
y los que dejan secar el balde de pintura
en la última historia, en la última anarquía
trazada antes del golpe en tu dormitorio.

Un hombre en pugna consigo mismo
no es absorbido por tanto signos
nadie sabe con qué calibre me deshojo;
un huracán de hojas secas
lavan mi rostro, pues también soy la tierra
que pisas, tus últimos días, la llave que abre este
dolor constante, mis manos son tu vinagre,
hace unos instantes temblabas
con las mismas palabras,
removiendo el sudor de la frente,
borrando la marca no visible
que nunca termina y siempre llega,
el mismo frío,
en septiembre
en este estanque oscuro en el que te quemas
en un rincón cualquiera,
por una corazonada cualquiera,
por un pensamiento,
cualquiera.



Sergio Chiappe, Carolina Daza, Nefatalí Eugenia y Felipe Donoso. 



Gina Carrillo (Bogotá, 1986)


WANDEDER

¡Oh vagabundo triste!
a dónde vas con tu mirada frágil,
con tus largas y andrajosas ropas,
y ondulados cabellos grises.
Pequeños los ojos rojos,
amarillas manos, cual submarino,
amargas las gotas de la saliva,
cuerpo extasiado y hasta divino.
Con rima y ritmo te mueves siempre,
alegre, alegre, vivo pareces...
teñido en sangres,
bañado en lutos absurdos,
que con alcohol guían a los fantasmas perdidos.
Tocando el tambor, en simpatía con el demonio,
pensando en canciones que alguna vez escuchaste...
Y a pesar de las olas negras,
que el pasado envuelve tras la avenida,
la vida pasa con tu locura,
la cual se envidia en la desventura,
¡magnolias al viento para el osado príncipe feliz del asfalto!





Mauricio Rodríguez "Fernando Fernández" (Cali, 1983)


FANTASÍAS CON UN FANTASMA

Estábamos en la sala de nuestras alcobas
El silencio rondaba nuestras caras.

Seríamos humanos que por naturaleza interactuarían.

Un beso, una caricia
Un olor fresco,
Sagrado...
Jazmín que sale de tus labios.

Un aroma lánguido y prófugo, invade el alma, alegra la vida
Se esparce por los rincones del cuarto.

Besos, caricias y alegrías.

Te siento mía, a pesar de encontrar tu rostro
Perderme en tu esfinge y soñar al mismo tiempo con tu /alegría.
Te imagino, te agarro, te vuelvo mía...

Solitario me acompaño en los sueños de la fantasía.

En una sala, tú y yo,
Como partículas atómicas
Se atrae la energía.
Solo en el silencio de la casa,
Sueño con penetrarte; en tocar tus senos firmes y rosados
Besar tus mejillas y tus cuatro labios.

No sé quién eres; pero eres lo que esperaba y no te tengo.

Eres como la alegre espera de la nada
Sin ilusiones ni desdichas.





Jorge Carlos Ruíz de la Quintana (La Paz, 1979)


POLVO Y LUNA

Solos con orquesta y noche
un faro poderoso
polvo de luciérnagas
la selva gimiente

Desnudo recorríamos de la mano el mundo
bordeábamos el claro abierto por los creadores
un nido gigante cercado por supremos árboles
Por madre y madrina teníamos a esa luna ardida

Ave celeste
dueña de la leche
agua espehermosa
con la que nos lavamos

Engarce añejo de los amantes
inflamados con el cielo
se expanden
Culebras enroscadas
jugando con el universo
Testamento de escamas y pieles
prendidas al calendario




Juan Carlos Acevedo Ramos (Manizales, 1973)


HOMBRES SOLOS AGONIZAN FRENTE AL PERIÓDICO

Hombres solos
toman café y hojean periódicos
en plazas desiertas de un país
a medio nacer
o a medio morir.
Solo
alargan sus vidas cada mañana:
la charla inútil en el parque,
los sueños apostados en la mesa de juego,
una muerte espesa de visita,
un ejército de polillas devorando trajes en el desván.
Hombres solos
agonizan frente al periódico
bajo árboles sembrados en la memoria.




Dufay Bustamante (Pereira, 1985)


PATOLOGÍA

En mi garganta
llueve a diario
ruge la noche en la respiración.

De cada noche
he guardado un frío
el alucinante color...

otros dicen que tengo tos.




Orlando González Hernández (Bogotá, 1950)



SUEÑOS

Aunque Los Sueños,
Tan Solo Sueños Sean
Ellos mantienen mi vida
Y no han permitido
Que de pena yo, muera
Tal vez por ellos
La esperanza nunca pierdo
De que vuelva el momento
De volver a tenerte.
Pero si al estar esperándote
Me sorprendiera la muerte
Te llevaré hasta...... allá
A dónde siempre se va.
Pero nunca se vuelve.
Y cuando a la realidad quiero despertar
Y siento que por la soledad
Mi alma quiere llorar,
Entonces de nuevo,
cierro mis ojos
Y contigo vuelvo a soñar.




Carolina Romero Ulloa (Bogotá, 1987)


EN TANTO TODO SUCEDE

Tú postrada en la cama
Con las escaras abiertas y sangrantes
Tu estomago convertido en tubo
Las palabras ya no nacen en la boca
Si no brincan por el orificio del cuello
Y la mano de sus nietos no alcanzas
Pero el verdadero infierno es...
Que aun puedes ver y oír
Como transcurre la vida muerta.




Aura Yohana Villota (Pasto, 1982)



CONOCERTE
Tus ojos me dicen tu nombre, tu alma la conocí desde antes, cada lágrima al recordarte humedeció los pétalos que dejaste.
En el mantel de aquella noche, eternamente quiero amarte razón de mi existir espejo y reflejo para encontrarte.
Mi suave vino de mis años escritos y dibujo de mis cuentos claros y linos de mis trajes que he vestido condena de mi destino.

Cuando tu voz ausente me lleva y me atrae la ley de mi condena dulce estratega,
fantástica quimera, versos de primavera, la verdad y mi duda no es otra ni ninguna, eres el sol de mi luna, soy tuya, soy tuya.
Rosal florecido y un par de poemas, nuestros amores enloquecidos porque amarte con mi carne propia no es delito, te quiero, te amo, ven conmigo, esclava quiero ser de tu infernal paraíso mi eléctrico circuito.




Omar Garzón Pinto (Bogotá)


LO QUE ME SALVA ES LA NOCHE LENTA DONDE NACE EL VERSO

Aquí estoy de nuevo, aferrado a este árbol que nace entre raíces de cal; a este que detenta en cada hoja la pupila de mis ojos; a este que da nacimiento a mi canto entre vientos de la noche. Aquí estoy, con el rostro en las rodillas, pensando en otra ruta, buscando otra salida.
Aun deseo escribir: Observo la figura de los astros con un hilo de preguntas en cada pestaña; trato de esculpir la inmensidad del universo con algunas líneas; dibujo el mensaje de las nubes con unos pocos versos. A penas, si puedo, me pongo de pie y saludo desde este tronco a una migración de aves, pero no puedo mentirme, no puedo engañarme –me digo ahora que amanece–:

Alguien que da vida a un árbol, que acaricia cada uno de sus frutos y encuentra refugio al abrigo de su sombra, no puede colgarse de sus ramas.




Xavier Tristán De Las Casas (1983)


XAOX

Hay una obscuridad tan brillante que enceguece
y no me permite volar
me echo sobre ella pues no se
cuánta tierra necesita un solo hombre para poder vivir feliz
y en paz con los demás hombres.
La puedo contar como contar los vacíos,
las letras que no dejan,
o las palabras que no se olvidan.

Hay una obscuridad tan densa,
tan profunda y encogida... que no tengo días.
Amanece como en todo caos,
y pasa la luz corriendo como en toda realidad,
solo voy gritando agónicamente

cortando una que otra negrura que chirrea
en medio de la tierra después de la tierra...
ya ha pasado mucho tiempo quien aún quiera vivir /dignamente diga:
-jamás lo seré-
solo pregunto acercándome con sangre en mi piel
con manos que cubren ojos,
y ojos que encubren manos.
Le pregunto a un hombre de luz que viste harapos:

-¿tantas cruces y solo veo esclavos?



El rayo que no cesa Antología poética. Fotografía: Sergio Antonio Chiappe.

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