Boris Rozas nace en Buenos Aires, Argentina, en 1972. Es
licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Valladolid. Sus libros
de poesía son hasta la fecha: Bagajes del alma (2004), Lleno del mar (2005),
Hemisferio Sur (2007) y Huyendo de este jardín, me encontré con el viento
(2009). Su obra aparece ya en varias Antologías, entre las que podemos
destacar: “Poesía Española. Una Propuesta. De la Generación del 68 a la del
2000” (2008), “La Hora Sagrada. XIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos” (2010)
y “Corazón de Cinco Esquinas. Junta de Castilla y León” (2010). Ha obtenido,
entre otros, el Premio Sarmiento de Poesía 2007, Accésit del Premio de Poesía
Ángel Miguel Pozanco 2007 por la obra “Hemisferio Sur”, y Primer Premio de
Poesía del XVI Certamen Poético “Villa de Ermua” 2010.
Página personal del poeta Boriz Rozas: www.borisrozas.com
Poética
“Hacerse entender y respetar en una larga huida junto a unos
versos tristes no es profesión lustrosa, sino más bien ataque de necesidad. Y,
claro está, compromiso para con uno mismo y sus palabras.”
Boris Rozas (del libro Lleno del mar, 2005)
VÍSPERAS DE TODO
Menos mal que el fuego me hierve por la sangre
las manos me amarran al cuerpo, en un tiempo.
No me reprocho mi fe en la carne___(avejentada)
pero no sabría encontrarme en esta vida de gusano,
torcer por esa calle, ladrar, reconocerme
animal completo, hierba, nube, estómago,
principiante.
PUEDO ESPERAR
La venganza del agua
es ahora mismo lo que mas temo.
Mientras voy viendo,
desapareciendo
calando huesos de marmol,
fijando cruces al suelo eterno,
batiendo mis alas de esparto,
cruzando
mirando
recorriendo las almas,
entre tanto tiempo;
desafiando
llorando visos de pobreza,
luchando por mis manos.
Besando el día,
leyendo
barriendo
sucios renglones,
despacio
camino
por entre los hombres,
luchando contra mis huellas.
Solo estoy entre tanta multitud
vaciandome,
notando el viento.
BLANDO
Blanco de blando acompaño
y voy blandiendo,
bandera de mastil metálico y sangre,
calavera de formas.
Blando de banco de madera
voy andando,
visera de sol y otros extraños,
esqueleto de carne.
Viento de metal y burbuja
voy sangrando,
campo de luz y de ojos,
masa de voz y de piel.
Llanto por el blanco de mi cuerpo
,vas entendiendo,
blando de tejido intravenoso,
ágape de hombres.
VIDA DEL CUERPO
Dos manos están sobre la mesa
Volcadas sobre el tiempo,
Con la arruga del paso de tu corazón,
Y la marca de la abundancia insípida.
La huella que se adivina es tan efímera
Que se confunde con el aire,
Las paredes que me rodean
Son la mejor forma de perder.
En el otro extremo de la mesa
Descansan mis ilusiones,
Alumbradas por el otoño
Siempre brotando en sonrisa.
Pena de la quietud del cuerpo
Toda la densidad del agua.
Ya rezuma el invernal desaliento
Por las tranquilas sendas;
Llegan el viento y la lluvia
La paz y el descanso.
Donde descansan mis manos
No alcanzan las tuyas.
POEMA A UN VIEJO ÁRBOL
Por detrás de un viejo puente
respira un viejo río.
Con el aire seco y descendente
ambos
calman el fuego del estío.
Este árbol es mi amante,
mi viento, mi escondite...
Esta loma
,que
ya no soportará otro embite,
ha partido en dos el monte,
ha sofocado el trapío.
Este árbol es mi muerte,
mi sombra, mi vigía.
Respira un viejo río
conmemorando el horizonte.
ENTIENDO AL PÁJARO
Entiendo al pájaro que viaja al
Oriente, sin mayor guía que el instinto,
entiendo al horizonte,
que recela
de esta migración descarnada.
Enciendo una vela por el alma,
por el alma
del viajero, que busca la luz en otras tierras,
el bosque
en otros hemisferios.
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