Danny Yesid León (Bucaramanga, Colombia, 1990). Estudiante de la Licenciatura en Español y Literatura de la
Universidad Industrial de Santander. Actualmente se desempeña como Consejero
Municipal de Cultura y director del Encuentro Internacional de Poesía de
Bucaramanga. Textos suyos han aparecido en periódicos como Vanguardia Liberal y
El Frente, además de las revistas de
poesía Luna Nueva, La Raíz Invertida,
Vicio Perpetuo y Punto en Línea. Su
poemario, Momento del decir, obtuvo el primer puesto en el VIII Concurso
Internacional Buenaventuriano de Poesía y
fue publicado por la editorial Rojo Siena en Puebla, México.
Recientemente, su libro, Desde estancias
habitadas, recibió Mención de Honor en
el XXVI Concurso Nacional de Poesía Universidad Externado de Colombia.
Partida
Partir por la oscura estepa,
como lobo,
como huella que se multiplica sobre la nieve
y desparece con la ventisca.
Partir olvidando el fuego del hogar,
el grillo que pulula,
la junta de heno arremolinada en el patio,
los relinchos del potro que corre adentro,
en sangre indómita.
Partir llevando las palabras,
los miedos,
el rostro que fuiste,
todo en una misma valija de mimbre.
Partir lejos y no volver al rancho:
dejar atrás la memoria,
la vida que se nos fue
tratando de vivirla.
Postal de caza
El venado atravesado
por la flecha nocturna,
corre por la pradera
dejando rastros de sangre.
El cazador fatigado
va detrás con la mano en el cinto:
empuña el corazón
y prepara su estocada última.
El sol se mueve lentamente
fijando las sombras en la tierra,
el viento arrastra el olor
de la muerte próxima.
El venado lo sabe,
el cazador lo presiente:
tarde, cuando el sol caiga,
la herida dará la carne
y la comida no faltará
en la lejana mesa de la tribu.
4
Regresemos a tiempo a la llanura
para encontrarnos con el caballito de la tarde.
Dejemos los pies descalzos sobre el potrero:
que una hormiga recorra nuestros dedos
y que de la hierba surja el vino
que beberemos ya entrada la noche.
Sentiremos la tierra sonámbula
y el caballo vendrá dando coses
y así de encabritado habremos que montarlo.
Prométeme que sentirás su pelo de arena,
su bufido triste, la sangre plagada de silencios,
el golpe de los cascos contra las piedras lunares.
Prométeme que atada a
mi cintura
cabalgarás hasta un
río luminoso.
5
Busquemos el lenguaje perdido
de un libro cerrado.
Comencemos palpando las palabras, una a una,
hasta que la tinta se harte de las manos.
Demos después, cuando las páginas olviden el aliento del
árbol,
un nuevo nombre a cada vocablo, a cada letra.
Finalmente, reescribamos las hojas
con el idioma de nuestra carne.
Momento
Ese momento en que la sangre se detiene
y caen las palabras de la boca
y algo en el pecho punza hasta el silencio
y viene un aire que aturde los ojos
y nos quedamos impávidos, casi agua,
y es de la memoria incendio;
en ese instante volvemos a morir
y a nacer, todo en cuestión de segundos,
hasta que seguimos con la vida,
un paso tras otro,
como si nada hubiese pasado,
y regresamos a encontrarnos con la angustia,
con la desazón de sabernos,
engañosamente, mortales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario