JORGE CAMPOS Nació en Managua, Nicaragua en septiembre de
1987. Licenciado en Economía. Ganador del primer lugar en cuentos del V
Encuentro Nacional de Jóvenes Creativos por el Arte (Managua, 2004). En 2010
sus poemas En pena y Hoguera quedan en la Lista de Ganadores del VII
Concurso Anual de Cuento breve y Poesía de la Librería Mediática (Venezuela).
Ha publicado en Revista Pórtico21 (Editorial de Costa Rica), Letralia
(Venezuela), 400Elefantes (Nicaragua), Freelance Magazine (Nicaragua), Revista Artesanías
Literarias (Argentina).
Aquelarre en los escombros de una jaula
Me despiertan esos demonios
en profunda noche parlera
que gime adolorida en mis llagas
sudantes
me arrastran a ese aquelarre
que abraza mi cuerpo
donde la soledad arde mustia
donde las plumas ensangrentadas de pájaros
asilados en mis manos
escriben las palabras que han muerto
Hoguera
Mis ojos
se queman
en la zarza ardiente
Sí, se queman
Y yo
sigo
tratando
de ver
Crimen
A Moisés Palacios
Que tus labios no lo intenten pronunciar
calma mis miedos,
pero es tu mirada la que tajante
y con frenesí absoluto
descarga su filo criminal
en mi pecho.
Sepultureros
Los sepultureros
desenterraron el vacío de mis entrañas,
efímeros llenan el hueco con risas
e historias secretas
Luego llega el momento
Partida irrevocable llorando en silencio
Se abre el hueco
Y yo vuelvo a él
Reducción
Menos que polvo
menos que fuga
abierta herida miserable
pájaro sin vuelo
menos que estela de transparencias
de cigarros extintos,
que voz desplomada que retarda
su eco aterido en templos derrumbados.
Menos que polvo
menos que fuga
no soy el puño irascible ni muerto
un nombre que no encuentra vientre
no soy, sino un sólo intento adormecido
de un todo, de un multiverso agonizante,
pendiente de columnas agrietadas
y vitrales rotos.
Ceremonia del Cenzontle
Cada nota
hiere el cierre
de estos ojos
perseguidos
sana
en parpadeos jadeantes
sana
en vuelo libre,
al pico negro
abierto
dirigido
al sol
Oración cíclica pre/post-semana
He decidido no comer ese cadáver fresco
no entregarme a las horas tercas
no envenenar mi sangre con polvos alcaloides
he decidido no rasgar mi lengua erecta
no jugar con fantasmas sexuales
no presumir delirios atrapados en paredes escritas
déjame enrumbar mi cuerpo cansado
al límite del cosmos
allá donde danzan desnudos
cuerpos roídos
que revelan luz.
Amén.
Reminiscencia secular
De una herida abierta
profana e indolente
brota el esperma
progenitor de ángeles
blancos
negros
en la extracción fugaz
de una herida que se seca
al sol implacable de los ecos
mis alas se vuelven de piedra
Latae Sententiae
¡Qué herejía querer acompañar a zanates
en su vuelo iridiscente
al charco sucio que limpia
cabezas de ángeles esclavistas!
¡Qué pecado seguir buscando
entre espesa neblina sombras
esquivas donde la tierra humedece,
seguir cavando tierra infértil
para sembrar la muerte que cierra
de golpe la puerta blanca!
Sólo se escuchan afuera los pasos de un loco
errante de cantos absurdos
gritando: “¡Paz! ¡Paz! ¡Paz!”
Transfiguración
A Lau
El balcón atardecido ve el paso cansado
de tu mirada huraña
y el entreabierto de tus labios
cárdenos
de donde brotan ramas
donde alguna vez planté mi germen:
cicuta.
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