María Fernanda Ceballos Calvache (1978. Colombia) Socióloga
y poeta de oficio. Ha publicado en revistas de poesía y en espacios virtuales
de poesía y literatura. En 2013 ganó el concurso Rápido, Rápido de Poesía con
la Editorial Argenta Sarlep. En 2011 participó de la Antología Poética “Amores
Urbanos” con Mango Biche Ediciones. Líder en la Comunidad del Megáfono de Cali
y de lecturas de poesía en voz alta en espacios públicos. Fue Coordinadora en
el Grupo Poesía Grainart durante 2013, apoyando las actividades de talleres y
lecturas de poesía. Integrante del Colectivo Trébol de Cuatro Hojas con el que
publicará su primera Antología de Poesía en marzo de 2014. Ha participado de
lecturas de poesía en ciudades como Bogotá, Manizales, Caldas y Popayán, así
como en México. Organizadora y gestora de proyectos para la consecución de
espacios de lectura de poesía con poetas y escritores de la región y el país.
VOS
El aire.
Vos y una orquestina de pájaros.
Las alas que desprenden ese viejo aroma
a tierra húmeda,
a plumas descollándose.
Una turba de silencios
invade el obituario de la sangre.
Y un lugar abierto
segrega el líquido
a punto casi de derramarse.
Respiro.
Me contiene tu reflejo.
En la punta del labio,
está tu nombre pronunciándose.
NOSOTROS
Nosotros.
Que andamos con el
dolor cargando.
Con el cordón a cuestas
y el callo en los zapatos.
Nosotros.
Que nos costamos tanto.
Que con los bolsillos vacíos
estamos haciendo cuentas de lo andado.
Nosotros.
Que nos hartamos tanto
del mundo tan pequeñito
y de la inmensidad del abrazo.
Nosotros.
¿Quiénes somos sino escasos?
Los que nos rompemos la huella,
los que nos marcamos calendarios.
Nosotros.
¿Para qué ese lamento ingrato?
¿Acaso no sentimos la desilusión
que dolió un engaño?
Nosotros.
¿Por qué la rabia aún en el llanto?
¿Por qué las arrugas en la frente
y el sueño despertado?
Nosotros.
¡Quién va a redimir nuestro escarnio!
¿Quién nos unirá como rompecabezas
y nos urdirá como humanos?
Nosotros.
Vaya dolor prestado.
El humo en la conciencia.
La paz en lo ufano.
BUSCARSE
Buscarse a sí mismo
en el centro del pecho.
Irse tras su sombra,
volverse espiral en el tiempo.
Expandirse como un espejo
oculto en la córnea.
Refugiarse en el único lugar seguro,
en el silencio de las cosas.
Buscarse y salirse de sí.
Irse y albergarse en las ruinas
del imperio desgastado del ego.
Expandirse y reflejarse
como una imagen que se pierde en el texto.
Quedarse vacío,
como si nunca hubiera existido un adentro.
Perderse y ser uno mismo.
Ser y sólo ser.
Es cuestión de tiempo.
ME ESTOY DOLIENDO
Dolor de reclinatorio.
De segundas muertes.
De pasillo de hospital y de morfina.
Dolor de anfetamina.
De ruido de vagón y de gavilla.
Dolor de caída contra el piso y despedida.
- La costumbre también duele -.
Duele la sangre como si tuviera espuelas
y en las venas me lastima ese fluir de herida.
Duele respirar y hablar.
La carne y la piel muerta
duelen cuando caen como semillas.
Duele el dolor al doler ¡cómo duele!
Y aquí en medio de todo este dolor
yo me duelo.
Me estoy doliendo.
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