Muin Basisu nació en 1927 en Gaza. En 1948, tras la implantación del Estado de Israel, se vio obligado a marcharse de Palestina, eligiendo primero El Cairo como lugar de residencia y luego Bagdad. Comunista convencido, pagó con al menos seis años de cárcel su intensa actividad política, sin renunciar jamás a sus ideas. Tras una peregrinación desde mediados de los años sesenta por diversas ciudades: El Cairo, Beirut, Damasco, Moscú... se estableció en Beirut a comienzos de los años setenta, participando activamente en la actividad cultural y política de la ciudad hasta la invasión israelí del Líbano en 1982. Posteriormente vivió en Túnez, Alemania y Londres, donde falleció súbitamente en 1984.
Al alba
Yo resistiré...
Mientras haya en el muro una página en blanco
y no se derritan los dedos de mi mano.
Aquí, alguien pulsa
un mensaje a través del muro.
Nuestros hilos se han convertido en nuestras venas,
las venas de estos muros.
Toda nuestra sangre se derrama
en las venas de estos muros...
Un mensaje a través del muro:
Ellos han cerrado una celda,
han matado a un prisionero,
han abierto otra celda
y han llevado a un prisionero...
A mediodía
Ellos me han puesto delante el papel,
me han puesto delante el lápiz,
me han puesto en la mano la llave de mi casa.
El papel que han querido manchar
ha dicho: ¡Resiste!
El lápiz cuya frente han querido mancillar en el barro
ha dicho: ¡Resiste!
La llave de la casa ha dicho:
En nombre de cada piedra
de tu humilde casa ¡Resiste!
Un golpe en el muro
es el mensaje de una mano rota
que dice: ¡Resiste!
Y la lluvia cae
golpeando el techo de la sala de tortura.
Cada gota grita: ¡Resiste!
Al ponerse el sol
Nadie está conmigo,
nadie oye la voz de este hombre,
nadie lo ve.
Cada noche, cuando los muros
y las puertas se cierran...
él sale de mis heridas sangrantes
y camina por mi celda.
Soy yo.
Es como yo.
Le veo de niño
y con veinte años.
Es mi único consuelo,
mi único amor.
Es la carta que escribo cada noche
y el sello para el amplio mundo
y el pequeño país.
Esta noche lo he visto
saliendo de mis heridas
sombrío, torturado, triste,
caminando en silencio, sin decir
nada, como si dijera:
No me volverás a ver si confiesas,
si escribes...
/
Fadwa Tuqan, La “Gran Dama” de las letras Palestinas, está considerada una de los mejores poetas árabes contemporáneos. La hermana del poeta Ibrahim Tuqan nació en Nablus en 1917. Empezó a escribir en la forma tradicional, pero fue una de las pioneras en el uso del verso libre en la poesía árabe.
Compartió su trabajo entre la exploración femenina del amor y la protesta social. A partir de 1967 empezó a escribir poemas patrióticos. Su autobiografía “Un viaje montañoso”, publicada en 1985, fue traducida al inglés en 1990.
Cómo nace la canción
Cogemos las canciones
de tu cansado y derretido corazón,
y bajo el denso mar de las tinieblas,
con amorosa luz,
holocaustos e inciensos, las amasamos.
Insuflamos en ellas la fuerza del pedernal y de la roca,
y luego las tornamos a tu límpido y puro corazón,
¡oh, pueblo combatiente y paciente!
Yo, Tú, Él
En su vocabulario no había árboles
ni flores...
En su vocabulario no había pájaros.
Sólo sabía lo que le habían enseñado:
matar a los pájaros,
y mató a los pájaros,
odiar a la luna,
y odió a la luna,
tener un corazón de piedra,
y tuvo un corazón de piedra,
a gritar: “¡Viva lo que sea!”
“¡Abajo lo que sea!”
“¡Muera lo que sea!”.
En su vocabulario no había árboles,
en su vocabulario no había
tú ni yo
porque él debía matarnos
a ti y a mí.
Sólo sabía lo que
le habían enseñado:
matarnos a ti y a mí.
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