7/27/2013

Neftalí Eugenia



NEFTALÍ EUGENIA CASTILLO (República Dominicana -1979) Poeta, radialista, docente. Estudió Filosofía y Humanidades. Univ. Intec –Santo Domingo. Diplomado en Habilitación Docente por Fe y Alegría. Locutor de Radio por la Escuela de Locución del Cibao (ELC) Actualmente cursa postgrado en Teología Sistemática en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. En el 2009 inició junto al jesuita Prudencio Piña, el recital “Una poesía para Dios” en el Centro Fe y Cultura Roberto Bellarmino en Santiago de los Caballeros, R.D. Dicho evento reúne a gran parte de los poetas de la zona y se realiza dos veces al año. Participó en el XXI Festival de Poesía de Bogotá en el 2013.


El arte de renacer

No te asombres de que te haya dicho
que tenéis que nacer de nuevo.
Jn. 3,7

Nacer no fue un milagro puntual y nada más.
Sin importar lo vivido con su dosis de sufrimiento
debes seguir naciendo
romper fuente,
recibir nalgadas y llorar.
Luego,
abrir los ojos
y sonreír
abrir el pecho
y sonreír
hacerte fuerte
y sonreír.

No importa que en ocasiones
la risa se mezcle con el llanto
y se nublen tus ojos
y tus sueños se espanten
y te amargue la boca
y la espalda te sangre.
¡Debes continuar!

Aunque renacer implique
morir a otros amores,
abandonar el paraíso,
romper carne
y volver a sangrar.

Aún cuando te sea imposible
descifrar los enigmas de la vida,
debes seguir naciendo.
¡Luego verás la Luz!
y aprenderás a  caminar,
a saltar vallas y llegar.

Pero no olvides que primero
fue llorar y luego sonreír
y seguir naciendo
inocente y sin dientes,
fresca y sin arrugas.
Aprender a hablar,
Sin olvidar que primero fue el silencio
y luego la palabra creadora.



Confusión de mí

Alguna vez pensé
que a esta altura de la historia
tu voz ya no sería
un imperio en mi poblado.
Que no sudaría como pez,
sin agua,
tembloroso,
asfixiado.
Alguna vez pensé
que a esta altura de la historia
yo podía haber amado a otra
y que el mar
el viento
la noche
el humo del tabaco
el ron de caña negra
o algún amable beso
terminarían borrando tu nombre,
pero no…
Vuelve el cosmos con tu rostro
y en este puerto de mi vida,
triste,
sin faro
y sin sirenas
todos los barcos pasan


a dejarme recuerdos de ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario