1/24/2013

Epifanio Andrés Tocarruncho




Poemas de Tríptico




Poema del feo

Es aquel
que sin entenderlo
vive entre los bonitos.
Parece no reconocer
Por qué sus líneas
pertenecen a otro tipo de libro.





El arte del amor

Freud era amigo de mi padre.
Solían beber mucha cerveza
tomar algunos tequilas
imaginar historias
comentar a cerca del nombre del carnicero
y torear un perro con cancha.

Un día llegó un tipo calavera
firmó un contrato de trabajo con ellos:
se los llevó por un trecho de palabras.

Freud gustaba ver el ocaso
hablar de cosas imposibles
escribir su nombre
sobre la arena de la caja del gato
esperar que algún desocupado editor
le hiciera famoso
para firmar autógrafos al aire
montarse en un cohete a la luna
conocer las estrellas bailar con zapatos de madera,
mientras en posición horizontal
tocamos un saxofón de poesía
delimitando los actos de la locura
haciendo el arte del amor.





Letanía para la ebriedad

Un buen ebrio sabe
cuando acaba la función
sabe
que algo necesita
que está y no está solo
que así sea, el dios del alcohol
lo acompaña.

Retrata a las calles siempre alegres
y espera que otro buen ebrio
le señale el camino a casa...
Mira por la ventana
a una multitud de hombres
envidiando su fortuna
reconociendo que
tal vez
hasta el policía lo aprecia
brindándole un tanto de su cariño
mucho de su violencia
nada de su comprensión.

Para ser un buen ebrio,
la temperatura debe subir
las calles serán duramente largas
el perro
consentirá sin mas a sus dueños
al ría que calla
al prójimo en línea.
Viéndolo de este modo
como el ebrio
hay pocos en mi conciencia
que lo entreguen todo
que ofrezcan hasta sus cabellos
sus manos, su experiencia
para de esta manera
hacernos a su compañía
y creer
que todos
¡todos!
debemos darle gracias
pues su vida es
la esperanza de una buena borrachera
sin pedir permiso
para hacer alfo por los otros
para hacer del mundo algo menos terrible
algo así, como lo que se ve siempre que se está
en estado festivo.

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