Canción Pillo buena gente, del salsero puertorriqueño Andy Montañez.
El fin de este blog es promover, promocionar, difundir, compartir y exponer las diversas formas del arte, principalmente la literatura en español de autores clásicos y contemporáneos, los conocidos y los menos mediáticos, incluso los inéditos, tratando con esto de llegar a un diálogo entre escritores y lectores que ponga una piedra en el complejo proceso de transformación socio-cultural que necesita nuestra población latinoamericana para lograr un mejor vivir.
5/16/2013
Claudio de Alas
Poema negro
Cuando moría, me enlazó en su brazo
cual un reptil de palpitante raso;
y con voz afiebrada y lastimera,
me dijo que cual última terneza,
y en recuerdo de toda su belleza,
me dejaba su blanca calavera...
Que robara a la hambrienta sepultura,
ese último jirón de su hermosura,
que una lívida amante me sería,
y en mis horas, alegres o de duelo,
su alma, descendiendo desde el cielo,
al través de sus cuencas me vería...
Pasa el tiempo... El ave silenciosa
del recuerdo voló sobre su fosa,
llamándome a cumplir aquel pedido,
que cual lúgubre flor de sus amores,
me dejó en los postreros estertores,
temerosa a los lutos del olvido.
Y era una noche. Oscuridad y viento;
la lluvia desgarrando el firmamento;
batida en sus ramajes la espesura;
los jardines tronchados y barridos;
y del mar, el estruendo y los
rugidos,
resonando a lo lejos con pavura...
Ardiente el corazón, los miembros
yertos,
escalé la muralla de los muertos;
y pensando en la súplica postrera
de esa lívida novia del Misterio,
me perdí en el profundo cementerio,
porque iba a robar su calavera.
Por las calles desiertas y medrosas,
buscando en los letreros de las
fosas,
llegué hasta su sepulcro solitario.
El viento en los cipreses sollozaba,
y la lluvia, furiosa, me azotaba,
cual queriendo arrojarme del osario.
De una lámpara sorda, bajo el brillo,
su mármol quebranté con un martillo.
Cual fatídico abismo, negro y hondo,
de la tumba la puerta entenebrida
abierta contemplé... De entre su
fondo,
brotó una bocanada corrompida!
Y en lo profundo de la negra caja,
entre blancos jirones de mortaja,
la miré desleída y pestilente:
sepultadas sus formas y sus manos,
entre olas hirvientes de gusanos
que tragaban su carne lentamente.
En sus sienes, mechones de cabellos,
sus ojos ¡ay! como ninguno bellos,
convertidos en cuencas pavorosas;
en su boca, que fue roja granada,
una muda y horrible carcajada,
y su pecho en piltrafas asquerosas...
De su belleza, que radió cual astro,
no había allí tan siquiera un rastro.
Era un informe y corrompido andrajo.
La miré contristado, mudo, inerte:
medité en los festines de la Muerte,
y me hundí en el sepulcro abierto a
tajo.
Temblorosas, tendiéronse mis manos
al inmenso hervidero de gusanos.
Busqué de la garganta las junturas:
nervioso retorcí... Hubo traquidos
de huesos arrancados y partidos...
hasta que hollando vil las
sepulturas.
Huí miedoso entre las sombras
crueles,
creyendo que los muertos en tropeles,
levantaban su forma descarnada
corriendo a rescatar su calavera,
esa yerta y silente compañera
de la lóbrega noche de la Nada...
Eso pasó... fue ayer... Hoy, en mi
mesa,
cual escombro final de su belleza,
helada, muda, lívida e inerte,
sobre mis libros en montón, reposa,
cual una gigantesca y blanca rosa,
_que ostentase la risa de la Muerte._
Sus grandes cuencas, como dos
cavernas,
me contemplan inmóviles y eternas.
Atónito, al mirarlas, me figuro
que su alma tal vez huya del Cielo,
para triste, silente y con anhelo,
mirarme allá, desde su fondo oscuro.
Entonces con amor llego hasta ella,
y cual si fuera, cuando viva y bella,
por sus huesos, mi mano se desliza:
siento de ansia el corazón opreso,
y en el instante en que le doy un
beso,
me encuentro ¡ay! con su macabra
risa.
Y allá, de la alta noche, cuando
escribo,
ante su faz sintiéndome cautivo,
me parece que se abren sus quijadas,
y que en frases muy tiernas,
temblorosas,
me pide que le diga blandas cosas,
como en noches amantes y borradas...
Y soñando, la veo transformarse
en la bella de entonces, y
acercarse...
y sentirme yo suyo... y ella mía...
Más, al instante mi pupila advierte,
que no es sino la imagen de la
Muerte,
que me contempla extática y sombría.
Ya llevan mucho tiempo estos
amores...
Es ella quién conoce mis dolores,
los sueños todos de mi vida entera...
Ella me da la desnudez que viste,
y yo el cariño de mi alma triste,
teniéndola de novia hasta que muera.
Y cuando rompa de la Vida el lazo,
cual ella a mí, la enlazará mi brazo,
y antes que en mi redor todo sucumba,
le diré como frase postrimera:
-Acompáñame, pobre calavera,
acompáñame, amada, hasta la tumba!...
Yonny Vanegas
Yonny Vanegas (Bogotá en 1978). Licenciado en Humanidades y
Lengua Castellana, se dedica a la docencia, gestión cultural y a la escritura
de poesía. Ha publicado sus poemas en varios medios nacionales y ha obtenido
algunos reconocimientos como: Primera Mención Concurso Nacional “Si Los Leones
Pudieran Hablar” Casa de poesía Silva,2008; Finalista del Concurso de poesía
“Arte y letras de la localidad de Engativá”, Alcaldía Local de Engativá 2011;
Ganador del Concurso de la Secretaría Distrital de Cultura Recreación y
Deporte: "Buenas Prácticas y Propuestas para el fortalecimiento de la
articulación e interacción de los espacios de participación y concertación del
Sistema Distrital de Arte, Cultura y Patrimonio" 2011. Recientemente
publicó El arte de olvidar (2013).
ARAÑA
En el centro
de la noche
entre
una constelación
de polvo:
teje su propia luz.
EPITAFIO DE UN PERRO CALLEJERO
Aquí descansa un guerrero de las calles
esquivó los carros con gran habilidad
y aguantó el dolor por las piedras que le
arrojaron
tuvo tres nombres (el último fue negro)
en la noche que murió
abrazó la luna con sus patas heridas.
PÁJARO DE LUZ
Un pájaro
de luz
teje en mi adentro
un nido blanco
y allí anida
allí palpita
como una nube.
Edgar Sebastián Martínez
III
Suelo ver en
fotos
un familiar al
que no recuerdo
A veces escucho
a mitad de la
escalera
una voz que
increpa mi nombre
Hace días que
acostumbro
fumar en
habitaciones ajenas
sentarme
atizar la llama
inerte
y quemar foto tras foto
IV
Los ojos se
apagan en la hoguera
abandonan el
estío
La llama sufre
el baile de las sombras
entre lo visto
y lo soñado
En la punta del cigarro arde la
tiniebla
Sebastián Martínez
Poeta bogotano, 1987. Realizó la carrera de Estudios
Literarios en la Universidad Autónoma de Colombia. Fue fundador y coordinador
de la Revista Oral y la Revista Don Jumento. Ha participado en
eventos externos como el XXX Encuentro Internacional de Escritores de Chiquinquirá;
las Jornadas Universitarias e Internacionales de Poesía en Bogotá en la
Universidad Pedagógica Nacional y el Gimnasio Moderno; en el 19 Festival
Internacional de Poesía de Bogotá en la Alianza Francesa; y Lectura de Poesía
(Nuevas Voces de la Poesía Colombiana) en la Casa de Poesía Silva. Actualmente trabaja
en una investigación sobre León de Greiff y Vidal Echeverrya. Fue ganador del
Concurso Nacional de Poesía Casa Silva La Poesía de
los objetos 2012.
Recital de poesía de Sebastián Martínez en la librería Trilce de Bogotá.
Recital de poesía de Sebastián Martínez en la librería Trilce de Bogotá.
Andrés Torres
EN
LA DANZA
El vestido
violeta
gira un
instante antes
que la bailarina.
A BORGES
Algunos espejos
del sur omiten en sus
reflejos el
centro del cuerpo
y en cierta
época del año logran retrasar
la salida del
sol.
Quien se ha
mirado en ellos anda con la
noche a
cuestas.
Sin saberlo.
Andrés Camilo Torres Estrada
Con 26 años de edad es profesional en Estudios
Literarios egresado de la Pontificia Universidad Javeriana, con maestría en
Literatura de la Universidad de los Andes. Ganador del concurso de la Casa de
Poesía Silva en el 2010.
5/04/2013
Totó La Momposina - "El Pescador"
Canción El Pescador de la gran compositora y cantante colombiana Sonia Bazanta Vides, más conocida como Totó La Momposina.
Julio Daniel Chaparro
Fotografía de Constantino Castelblanco
Nació el 14 de abril de 1962 en Sogamoso, Boyacá. Estudió Lingüística y Literatura en la Universidad de La Sabana. Fundó la Revista Oriente de Villavicencio. Publicó los libros de poemas Y éramos como soles (1986), País para mis ojos (1988) y Árbol ávido (1991). A manera de obra póstuma se publicó el libro de crónicas periodísticas Papaíto país (1992).
Cuando fue asesinado en Segovia, Antioquia, el 24 de abril de 1991, adelantaba investigaciones que enriquecerían su trabajo "Lo que el viento se llevó", por el cual recibió Premio nacional de periodismo Simón Bolívar (póstumo), y trabajaba para el periódico El Espectador.
BIBLIOTECA
1.
Tocado por un álamo,
por su inexpugnable corazón donde gorjean las aves,
el sol delata en el brillo de mis ojos
un lento paso de gaviotas que descubren la muerte
en este punto de la noche
donde sólo escucho el goteo de una lágrima
la lluvia, su cascar de nubes, la bruma pesarosa:
tal el alimento en esta alta hora.
2.
Sin ánimo para salir de viaje,
para una búsqueda que conozco inútil,
me queda la opción de la memoria,
el retorno sigiloso de aquellos que dejaron sus siluetas
redondeadas en una palidez que ya no existe.
3.
Alta noche en mi refugio, lienzos grises tirados por ahí,
libros que supieron de la sangre regada del papiro
y el poema como un golpe
como una dulce herida.
Tomado del libro “Árbol Ávido” (Fondo Editorial Entreletras,
1991)
Luís de Camões
El vaso reluciente y cristalino...
El vaso reluciente y cristalino,
de ángeles agua clara y olorosa,
de blanca seda ornado y fresca rosa,
ligado con cabellos de oro fino,
bien claro parecía el don divino
labrado por la mano artificiosa
de aquella blanca ninfa, graciosa
más que el rubio lucero matutino.
raxado de los blancos miembros bellos,
y en el agua vuestra ánima pura.
Son las prisiones y la ligadura
con que mi libertad fue asida dellos
Versión de Rodrigo Noguera
Epitafio
si el viento aúlla y restaña otro rostro en el espejo
si baila el aire en tu cabello y te retiene,
da el paso que debieras
ese instante de la muerte que aún no tienes: vuela
Fotografía: El Tiempo
5/02/2013
Aleja&Leo
PRESENTACIÓN MUSICAL Y RECITAL DE POESÍA EN PUNTO THECA (Bogotá)
Intervención musical a cargo de Alejandra Hernández y Leo
González (Aleja&Leo).
Poetas Invitados: Flobert Zapata, Javier Moyano, Cristian
Avellaneda, Luis Hernando Guerra, Felipe Don Oso y Tiépolo David Fierro.
La cita será este viernes 5 de diciembre a las 6:30p.m. en
la Av. Jiménez N° 8A - 04. Habrá obsequio de libros para los asistentes. Bono
de apoyo $10.000*
Todos bienvenidos y gracias por el apoyo. Adjunto un enlace
que conduce a un cover realizado por Aleja&Leo:
*El fin de este evento es recaudar dinero para apoyar el
"estudio preliminar, estandarización y validación de la técnica de
micronúcleos para evaluar daños en el ADN causados por rayos X en
Colombia" adelantado por estudiantes de último semestre de la Universidad
Distrital Francisco José de Caldas.
Cordialmente invitados.
Canción Déjame del ecuatoriano Juan Fernando Velasco, esta vez en un cover de Aleja&Leo.
Pinturas y poemas de Alonso Jiménez
ESTUDIOS-PINTURAS GENTE DE LUZ
Mis pasos son lentos y tristes,
cada mañana que subo por esa calle inundada de /cuerpos
golpeados,
veo en las paredes sucias espantos
retratados en las caras de los ahorcados
por la inquisición de sus propias brujerías.
De cada mirada salen saetas
que maltratan con estruendosas bofetadas de /realidad
y uno que otro aullido de anticristos agobiados
de tanto producir
falsos milagros y /remordimientos.
Vencidos como esclavos
veo con vergüenza en mi alma
que son de mi especie,
fillum y subfillum de soldados prisioneros
llenos de atrocidad oculta
por tanto muerto visto en las trincheras de estas /calles
que son el foso misterioso
donde se ocultan los parias
y las llagas metálicas de los estómagos
dispuestos a ser mordidos
por cualquier fiera sin castidad.
ESTUDIO II-PARA ANIMAL VERNÁCULO
¿Acaso esa foto que me guarda como un bebé /fantasmal
ha sido capaz de congelar mis ojos?
Cada mañana mis coyunturas crujen al ver esos /ojos torcidos,
tatuados en esa foto mirándome desde el tiempo
de mi desnudez sin
vergüenza y pienso:
…qué barata es la vida de
mi corazón, no pago /por ella
a pesar de que se incinera con el hielo turbio
del aire envenenado y el combustible delirante
que aspiro a sorbos de
melancolía.
En la calle no soy nadie y todos son nada
sólo caminos como alergias que pasan por /ventanas rotas,
estructuras vidriosas a través de las que me miro
y no veo más que
futuros olvidos,
nombres y números en medio de la soledad
que se deshace también entre mis dedos
como mi propia vida.
ESTUDIO-RETRATOS DE MEMORIA
Una desbandada de llamas negras
se ha desprendido /de mi camino,
mis sentidos extrañamente desenfrenados
temblaban por la ausencia de esas presencias,
agotada mi carne por esos partos
he sentido en ella un aliento
cálido
que en mis pupilas
se fue haciendo un grito profano
de difícil conjuro.
¿De qué modo podré curarme?
Tal vez, desde la montaña de mi
reino de viento
designio de mi sustancia
me impregnaré de las nubes que
limpien mi /mortificación,
por ahora yaceré inerte esperando
en mi propia /caverna el
momento de verme en esos
retratos.
Sergio Antonio Chiappe
Sergio Antonio Chiappe Riaño Bogotá Colombia, 1972. Poeta, Fotógrafo aficionado, Gestor Cultural y Químico Industrial. Su trabajo poético ha sido difundido en las redes socialeS. Poemas suyos hacen parte de diversas antologías y publicaciones. A través del blog PALABRAS ESENCIALES (Palabrasesencialesserantonio.blogspot.com) divulga el trabajo de otros poetas que como él han dado a conocer su poesía a través de los diversos grupos, comunidades y colectivos que se han conformado en los medios virtuales. Organiza lecturas en distintos escenarios de su ciudad con el grupo de poesía La Comunidad del Megáfono.
En la actualidad trabaja en su primer libro de poesía y en un nuevo proyecto de gestión cultural.
El árbol de los ahorcados
He oído la voz del árbol detrás de la niebla
conozco el ruido de las hojas cuando caen.
Los ahorcados se balancean de espaldas al sol
veo sus sombras
escucho el canto de los pájaros negros.
En cambio Dios no escuchó nada
en cambio Dios cerró los ojos.
Escucho el ruido que hacen las hojas;
caen como piedras.
Veo los pies de los muertos
veo mis propios pies.
Instinto
Entre nosotros la humedad
el oscuro aliento de la tierra
la vida y la muerte
intercalando oficios
el instinto devorándonos
hasta saciar el hambre
y la vieja costumbre
de velar los restos.
Tantas veces
He muerto tantas veces
que conozco de memoria sus hábitos
sus caminos
conozco su oscuridad
su vientre húmedo
los silencios
las pausas
la quietud
las transgresiones.
He muerto tantas veces
las mismas que he vuelto
sólo para repetir el preciso instante
en que la vida vuelve
a ser.
Volar entre pájaros
Un día descubrí que el destino
es una marca en la palma de la mano
que la muerte siempre espera su turno.
Descubrí que el tiempo carece de significado
cuando ya no existe.
Siempre me tentó la libertad
de volar entre pájaros
la perspectiva de la vida
vista desde el vuelo.
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