12/31/2014

Cristian Avellaneda




CRISTIAN AVELLANEDA QUINTERO, conocido en el submundo como Desertor, nació en Bogotá, en 1992. Adelanta estudios en la Universidad Nacional de Colombia y hace parte de diferentes colectivos poéticos autogestivos y sugestivos de la capital colombiana. Actualmente trabaja en su primer poemario Canciones tristes para amores sucios. Su canto a la desesperanza alcanza un patetismo inédito hasta ahora en la poesía escatológica; De su obra no se espera más que un fracaso tan ruidoso y silente como la vida misma.





Perros abatidos

"Si viera un perro muerto me moriría de orfandad 
pensando en la caricias que recibió" A.P


Hoy, Pequeña de las dudas infinitas.
Mi canto de leproso que te nombra
No aguarda en el destierro, ni la sombra,
Con mi mirada muerta moscovita.

Son tus revoluciones inauditas
Ofensas al viento triste que se asombra
Traicionado por el canto de la alondra
Cuando mi soneto sucio me vomitas.
 

Vuestras manos vacías son victoria,
Saudade de mil versos malnacidos.
Adiós, beso de grieta acusatoria.

Hoy, pequeña de labios heridos
Dejo nuestra mediocre narratoria;
Argumento de perros abatidos.



.OrI.





Absenta

25 de abril de 2013 a la(s) 23:49


Derrama ese trago de absenta, en mi herida
Que cuando se quiere olvidar la senda
Hasta  la prohibición está prohibida
Apaga esa colilla, en mi corazón
Que es un cenicero
Un útero
Un crisol nublado
El amor mal conjurado
No hay por qué dudar
Cuando le apruebo la melancolía
Y le beso la partida
Pero antes, escriba su adiós
con la misma lengua muerta
En que subtitulo mi vida.
Luego de eso. Mi amor, no olvide…
                                                      por allá está la salida.
                              

   -OrI-






Canciones tristes para amores sucios

21 de septiembre de 2012 a la(s) 20:53


Eres el ajedrez que juego
Para coronarte dama turbada,
Ciertamente hoy te revolcarás en mi cama,
No me pidas que te nombre Amada,
No me pidas que te nombre amada.

              ¿Quieres masturbarte, quieres marihuana?

Eres el acertijo que me resuelve,
Eres la tinta que recorre mi jodida piel,
La mirada tan corrida de rímel
Que me envuelve
En ella la hiel, la locura, el incendio.

Mucho gusto,
Escucha bien mi nombre
Porque lo aullarás hasta mañana.
El corrido esta noche soy yo;
Continúa mirándome así putita
Y no quedará sinapsis sin follar
En este kamasutra neuronal.

Ahora tu entrepierna llueve
Mientras la agredo, con verbal violencia
Mi sed hoy te sentencia
A no dejar de morder la almohada,
A mojarte hasta perder tú esencia
Y

Borrarte de la mente cualquier ausencia.
Esta noche te voy a dar hasta reventarte los ovarios
Mañana no tendremos comentarios
Seguiremos siendo dos personas rotas
Dos jodidísimos extraños.

              A la mierda el amor,
                           Que sea un simple género literario.

                                           OrI


Juan Carlos Carvajal




Juan Carlos Carvajal Sandoval nació el 3 de octubre de 1979 en Bogotá. Poeta y narrador.





Oda a la derrota

“Al desmoronarse el sistema medieval,
            se impusieron los dioses del Caos, 
la Demencia y el Mal gusto”.
John Kennedy Toole. La conjura de los necios.



¡Cuán bello es resbalar
dos veces con la misma  piedra!
Saberse silencioso,
                                   ausente,
habitando nubes que los abismos no engañan.

Cuán bello es creer en ángeles
que un día fueron piedra,
o demonios que escupían iglesias.

Tan dulce la derrota,
            el diálogo sin oyente,
                        el coito que se pierde entre las sábanas.

Estar perdido,
                        saber que no hay camino,
que se aproxima la noche
            y toda fiera necesita compañía.

Cuán bello es llegar de último,
            o ni siquiera haber llegado,
por soñar sonriente
que el conejo pierde de nuevo.

Cuán bello es resbalar
dos veces con la misma piedra,
y aplastar con ella las medallas.






Poema de los panes


Sombras indigestas de vacío,
Leónidas del fracaso,
desfilan al cadalso de los oficios.

Sus voces; sus alientos,
se empañan en el cristal de los buses
como moscas en las redes de la mañana.

Visten más overol que piel,
sus dedos son más tecla que hueso,
y cuentan sus pesares con monedas.

Mientras tanto, los poetas, en las bancas,
se atragantan del día,
con sus estómagos como piedras.






Arte Poética

Empuñar el verso,
hacer cortes en dirección contraria a la sangre,
verse en el espejo hasta que el dolor desaparezca.

Cerrar la boca con puntos
                                   y comas.

Dejar que se evapore la tinta
y llover después sobre el poema;
sólo en caso de tormenta
el suicidio no habrá sido en vano.








Resbala la lluvia
                        por el lienzo de la noche.
Desvanece
                        el eco de los hombres,
                        la huella de sus verbos,
                        el disfraz de sus dolores.
El amanecer
                        volverá a pintar el tedio,
                        ejército cotidiano,
                        espectros del día.
Por fortuna
            siempre habrá suficiente lluvia
            para deshacer la mala obra
            del pintor de las ciudades.






Máscaras


La paciencia se sienta
sobre espinas sagradas;
sombras en el espejo
destellando oscuridades.

Amanecer de noche fría,
bautizo de lenguas carnales
escupiendo luz.

Bajo lo absoluto
las máscaras se deshacen en el barro
y lo humano
            se hace más humano.







¿Qué barca me llevó al nacer?


Viajar sobre el asfalto
                        sin salir del vientre de la muerte.
Los óbolos son piezas
                        que pagan la partida,
y los ojos
                        siempre cerrados.

¿Quién fue el que echó la suerte?
Díganme quién,
    para también lanzar los dados en su nombre.

Tiempo atrás
            no creía en la belleza;
ahora viéndola perdida
        me conforma hacer mi rostro en la arena
        y creer que puedo aún darle vida a las olas.


12/23/2014

Alexánder Buitrago Bolívar




Alexánder Buitrago Bolívar: Escritor colombiano (Zipaquirá, Cundinamarca; 1977). Docente de español y literatura. Ha ganado el primer puesto en el II Concurso “La memoria de nuestros pueblos, homenaje a los estudiantes caídos en soledad", con el poema “Cuadernos destruidos”; una mención en el IX Concurso Bonaventuriano de Cali con el poemario Estación de invierno, y una mención en el XXVI Concurso de Poesía y Cuento de la Universidad Externado de Colombia por el poemario Olvidario. Ha publicado trabajos en la Revista de la Universidad de La Salle y en las actas del Congreso Internacional de Literatura Española Contemporánea, Cilec 2013.

Blog del autor: esquinasazules.blogspot.com





   Anocheceres


De mis anocheceres quedan
         Palabras que sangran
         La humedad distante y
la sal bajo la lluvia
Y como si debiera olvidar
hablo de tu ahora
Profundo como la noche
Inmenso como el silencio






La casa

Yo vivo en esta casa
y es antiguo mi silbo.
El zaguán es un quejido.
La simetría angustia su distante olor marino.
La casa es un suspiro.
Mira que no pasan las palabras por las puertas.
Ni la melancolía por las ventanas.
Hallarás sofás de niebla,
sillas vacías,
olvidadas
y esperando;
retratos de humo en los muros de barro.
Olvida tus silbos,
tus vestidos descocidos.
Esta casa que habito es el silencio
y es mejor que calles para entrar en ella.      





Mis palabras  

Húmedas de olvido se curvan como pinos.
Como solitarios silbos.
Si las escucharas serían como suspiros…





Olvido

Puedo evitar que las raíces
me crezcan por las venas
y que en las ramas debajo de la piel
aniden la música y el viento…pero,
¿quién me volvería a amar de esa manera?






Hojas de otoño

Inclinado dentro de tu olvido,
contemplo la simetría de tu alma,             
la densidad ruidosa de tus ojos,
y bebo la sed de tu vuelo.
Yo me inclino para beber la luz.
Y la punta de mi nariz se sumerge en tu delirio.
Y beso tus sueños.
Y me aferro a tus alas.
Y palpo la suavidad en tu vuelo.
Tu fuerza de nube.
El volumen de luz de tu cuerpo.
La espesura del olvido.
Qué vigoroso entusiasmo,
qué ganas de ser árbol.
Qué otoño tibio en tus ojos,                      
el fuego que me abraza,               
y las hojas que caen de mi cabeza.





La carrera

Para Elías Buitrago Bolívar


Corro profundos renglones de torpe viento agrio.
He respirado noches pedregosas preparando mi equipaje de lluvia.
Mis fatigas quizás para la orilla turbia.
Corro mientras apresuro la tarde,
mientras los calambres suben
y bebo los recuerdos que más olvido: mi silencio espeso.
Mira mis pies de luz profunda.
Por ejemplo, este susurro entre las cáscaras lluviosas.
Corre, precipítate como la brisa,
como un recuerdo que muere al terminar la carrera.




***




ESCRIBÍ EN UN RENGLÓN DE PÁJAROS,
palabras multiplicándose como cáscaras
y sílabas buscando reposo en tus brazos.
Subo escaleras de palabras.
El viento gira en los tejados.
Forjo pájaros en tus ojos.
Los poetas saben que tu voz
es un pino al crepúsculo.
Yo llego a ti,
al fin,
con mi carga de emanaciones.






DESDE MI PECHO ABIERTO
enredaderas nocturnas
trepan inútiles hacia la luna.





LLUEVE SOBRE ESTA PÁGINA.
Uso zapatos turbios.
Soy escombros.
Desde que grito quiero ser sal 
tempestad desembarco fuga.


12/20/2014

Carlos Fernando Chaparro Parada



Carlos Chaparro (Nebardo) es estudiante de licenciatura en artes y humanidades y lengua castellana en la Universidad Minuto de Dios. Trabaja como tallerista de arte y  expresión literaria en el instituto para la protección de la niñez y la juventud (IDIPRON), ha estado como poeta invitado en el festival de poesía del año 2013 y 2014, y en el homenaje a poetas de tradición en la feria del libro 2013, e invitado a las lecturas en la librería Trice.”





A Martha Parada, que en paz descanse.

Abandono

Silenciosa alma,
        desciende el rostro
                         sujeta de la noche clavada en los ojos.
Sobre el labio, atrapa  una vocal, y huye.






Distancia 

El camino,
 Agotado cuelga de mi sombra.
Trepa el cuello,
Encumbra el rostro. 
                                                             Y sediento,
 de mis ojos
                       bebe lejanía.  






A Ana Rosa López de Parada (mi abuela)

Luto

De pronto
       un suspiro crucifica el tiempo,
y  las uñas besan
           la última reliquia del aroma.

Anida un grito en mis ojos.
      Ella
          se despide al respaldo de la distancia.







Sólido

Con el ángulo
                            del medio día, me corto la espalda.

Como todas las tardes
                    Regreso con la sombra entre las manos.






Diana

         Ella
        en un ojal de la sombra
                                                                 abrocha  infinito.






Requiebro

                 Encallada en  viento, ella  sujeta mis ojos.
Hala del fondo de la pupila                                
Un costado de la tarde.
Ella se hunde,
              en la cicatriz de la brisa. 








La L, tiniebla en pasos

Alrededor  de la herida
                                             Cojea  la calle. 
Andenes
                         oyen arrastrar la  noche. 
Sobre el lomo las  almas 
                          cargan los restos de la luna.
El  amanecer  remanga su claridad
                                  al     recoger la  sombra.








Apocalipsis

La noche por la otra calle se acerca.
                    Con su luna,
               pisotea pájaros.

Los  tejados  abandonan   la tarde.   




Acontinuación, Carlos Fernando Chaparro dando un recital en la Librería Trilce de Bogotá:



12/15/2014

Joaquín Mattos Omar



Joaquín Mattos Omar nació en Santa Marta en 1960. Ha publicado tres libros de poemas: Noticia de un hombre (Bogotá, 1988), De esta vida nuestra (Bogotá, 1998) y Los escombros de los sueños (Bogotá, 2011), así como el volumen de narraciones y prosas varias Páginas de un desconocido (Bogotá, 1989) y el relato La caída de Ciudad Quilla (Barranquilla, 1993). Es también autor de las notas literarias de la antología Colombia en la poesía colombiana (Bogotá, 2010).


Actualmente es columnista del diario El Heraldo, de Barranquilla. En 2010 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría de «Mejor artículo cultural en prensa».






Preguntas al Infierno

¿Está bien pagar más allá,
con la terrible pasión de tu fuego,
los crímenes más acá cometidos?
¿Hereda acaso la mariposa
––tan frívola y alegre como luce––
las taras y fealdades del gusano?
¿Es justo expiar en la vigilia,
sin derecho a la piedad del olvido. 
la atroz infamia ejecutada en sueños?






Alisios II

…Sólo una mariposa
que viene de muy lejos
a posarse en su seno

Emily Dickinson

Los alisios, esos briosos,
infatigables, constantes caballeros,
viajan millares de millas
a través de la noche,
rizando la vasta y tenebrosa
superficie del mar,
sólo para venir a alojarse
en el cálido seno de esta roja cayena
y, en torno a su largo pistilo,
como hilo que se devana a sí mismo,
trazar lentas, amorosas circunvoluciones;
para venir a filtrarse entre la copa
de este modesto roble de barrio,
y a sus polvorientas hojas eólicas
arrancar suaves acordes arrulladores.

Los alisios, esos queridos inmigrantes…





Nota de viaje

A lado y lado,
como dos alas fabulosas,
el verde,
agresivamente nuevo.
Arriba,
sobre el centelleo de la cubierta,
ese azul que tanto conocemos,
irreconociblemente bello.
Abajo,
después del vértigo de la ruedas,
la carretera gris
huyendo como gacela espantada.
Dentro, por fin,
tras el bolsillo de la camisa,
un ritmo feliz que no cesa.





Otro día de trabajo

Tengo
tantas melancolías
en mi alma
que no sé
por cuál de ellas
empezar a sufrir.




Nilton Santiago





Nilton Santiago (Lima, Perú) es licenciado en Derecho y Ciencias Políticas y autor de El libro de los espejos (2do Premio Copé de Poesía 2003 en su XI Bienal) y de La oscuridad de los gatos era nuestra oscuridad (II Premio Internacional de la Fundación Centro de Poesía José Hierro). Recientemente ha publicado El equipaje del ángel (XXVII Premio TIFLOS de poesía, VISOR LIBROS, Madrid, 2014) y ha quedado finalista de la última edición del Premio ADONÁIS de Poesía 2014. En la actualidad reside en Barcelona.





LAS ABEJAS NO SABEN AÚN LAS BONDADES DE LAS REPÚBLICAS

Hace casi ya un siglo que te vi por última vez
y eso fue esta mañana,
desde luego, estabas irreconocible, habías borrado el rojo de tu sangre
y un poco de cielo de tus ojos, tenías otro nombre
y eras demasiado joven para usar tus pulmones para respirar,
aun así rompiste todos los protocolos del amor y de los ambulatorios
y me tocaste el corazón, dejándolo como una de esas manzanas
de caramelo que venden en los parques de atracciones. 
En ese entonces, para pasar el rato, pasaba horas mirando el cielo
hasta que te veía leyendo la suerte en las manos de Dios,
distraída como siempre
dejándote lamer el yeso del alma por familias enteras de camaleones 
/ex presidiarios.
Los comunistas sólo me hablaban para pedirme consejos de cómo 
/conocerte,
de cómo hacerte el amor con la herrumbre de sus huesos,
pero pasabas de ellos / todos tenemos suficientes fantasmas
como para volvernos parte de uno —decías—
mientras ponías a la hora todos los relojes de arena de la ciudad.

No puedo quitarme de la cabeza esas mañanas
en las que dejar de soñar era como descargar camiones llenos de 
/estrellas
y leer el diario —qué tontería— como si hiciésemos la autopsia de 
/nuestro tiempo
(es muy curioso, pero para los aymaras
los hablantes están de cara al pasado y de espaldas al futuro)
Ya sé que me repito como el ajo, pero no es ninguna broma que la 
/prensa libre
únicamente sirva para envolver pescado
o quizás para enterarte de cosas como que la mayoría de los peces de 
/colores
sólo tienen tres segundos de memoria
o que hay un senador estatal de Nebraska
que acaba de presentar una demanda contra Dios.
Tengo que confesar que el “Tea Party” me estriñe
y también algunos discursos de mis colegas, los progresistas,
esos que escapan de las ambulancias de la realidad con sus patas de 
/palo.
Caray, tampoco puedo quitarme de la cabeza
el que no hay nada de malo en desear la muerte de un dictador
o que en Latinoamérica ya no son necesarios los golpes militares,
(porque ya están todos en los gobiernos).

En estos casos, también la vida de un poema, como la de un telediario,
es el anticipo de la sonrisa de una libélula desahuciada de la luz.
Se me va la olla cuando escribo, lo sé,
es que no me gusta la poesía oscura
y por eso leo cada día el horóscopo de Unica Zürn, la mujer magnolia, 
y también los largos manifiestos que fueron redactados sobre las 
/piedras de la noche
y que ahora los puedes encontrar husmeando en google.
Hace casi ya un siglo que te vi por última vez
y eso fue esta mañana,
sé que me esperabas detrás de una gota de lluvia
me esperas y sé que es inútil, aún queda un siglo para vernos
y la vida no da para tanto,
por ahora, encárgate de limpiar los paisajes que salen de tu voz
que este siglo, solo para variar, tan sólo, 
me toca ser un árbol camino al aserradero.
Por cierto, amigos oficinistas, también se va al cielo en ascensor
y tranquilos, es físicamente imposible para los cerdos mirar al cielo.


 



LA SOLEDAD NUNCA NOS DEJA A SOLAS

En poesía 1 + 1 es “0”, es decir, una rosa enferma, solía decir Lawrence 
/Ferlinghetti
ese animal paradójico que recogía toda la luz de la luna por las noches
para luego venderla en las gasolineras,
en cualquier caso, también el pintalabios de Gisele Bündchen
no es lo que parece, es decir, todas las primaveras que ha padecido el 
/mundo
encerradas en un espejo que ha olvidado su oficio,
es decir, fabricar estrellas de mar y venderlas
como se vende el agua embotellada los días que llueven erizos.
La mañana del 24 de marzo de 1919 encalló, cerca de Yonkers, New 
/York,
el arca de los dones, en la vida “real” esto no sería más que otro suceso naufragando
en la portada de los telediarios
pero en poesía, significó la llegada al mundo de Lawrence,
buen amigo de Allen y de los dos “Jack” (Kerouac & Prévert)
a los 14 años ya rasguñaba las estrellas con su maquinilla de afeitar
y a los 30 ya había hecho un doctorado en la Sorbonne
sobre la influencia del chamanismo en Wall Street,
aunque él lo hubiese querido hacer sobre los desayunos de Ezra 
/Pound
o sobre los ronquidos de Gregory Corso.

Otra mañana, esta vez en Río Grande do Sul, llegó a la tierra el origen 
/del mundo,
es decir, Gisele,
la descubrieron cuando tenía 13 años regando, con la mirada, las estrellas de su jardín
esto pasó en la vida real pero en poesía queda mejor decir que la 
/vieron
devorando una hamburguesa 
mientras discutía con el sastre de la imaginación de Ronald 
/McDonald.
Ahora, a los 30, Gisele ya no deja en bragas a la estatua de la libertad
ni paraliza la respiración de Dios cuando éste espía el mundo a través de sus ojos
pero sigue alborotando el gallinero, es decir, la gota de rocío que es el 
/mundo
entre sus manos limpias de enfermera de guerra.

En poesía, “0” + “0” es el origen del universo y también de la mirada 
/de Cesare Pavese
esto no lo escribí yo a los 13 años
porque nunca tuve 13 años, sino 365 días llenos de pompas de jabón,
esto se diría así en la vida real
pero en poesía, 365 pompas de jabón es lo mismo que decir 15 
/atentados con “coche bomba”.
En ese entonces, mi soledad huía de los toques de queda y de los 
/controles militares
y se quedaba quieta, bajo la sábana, luchando contra los molinillos de 
/viento
que eran las sombras de las velas en los candelabros,
esas que solíamos tener en casa por la falta de luz eléctrica.

Ahora se me “está pasando el arroz” (pensar en hijos me da sarpullido)
y no tengo en el banco ni 30 estrellas vegetales de Tartaria
no tengo ningún doctorado y tengo miedo hasta de la guardia urbana,
es cierto, ya no existe Sendero Luminoso
ni el ejército revolucionario para la liberación de las flores,
pero mi soledad aún sigue allí, despierta bajo las sábanas de tu 
/nombre
bien repartida entre 365 días llenos de pompas de jabón.

Por cierto, dicen que nuestro corazón late más de 100.000 veces al día
y que la luna, ese vertedero de lágrimas, pesa 81 billones de toneladas
no obstante, en materia poética,
esto es, en la vida real, la luna tiene el peso exacto del corazón de 
/Giselle
es decir, el de 100.000 pompas de jabón,
esto me lo contó una vez Lawrence,
buen amigo de los chatarreros del paraíso que algunos han visto en su 
/corazón.






¿ACASO SE LE PIDE A UN VIRUS QUE AME A OTRO VIRUS?

Allí, bajo tus párpados, viejo alquimista, está escrito que moriríamos 
/olvidados
entre las cenizas de Diógenes de Sinope «el Cínico» y Epicuro de 
/Samos
(Vaya dos, ahora serían dos taxistas,
de esos que no paran de hablar de la soledad
de las ballenas que transportan del mar al mercado y viceversa)
que eso de tener hijos era como no tener pudor
o que la muerte es como el amor: un gran malentendido.
“Sin Bach, Dios sería una figura completa de segunda clase” 
/ciertamente
y también estaba escrito que acabaríamos en un cementerio de gorilas
o que los beatnik serían los nuevos dueños del circo.

Los ángeles son agnósticos dices, toman analgésicos de madrugada
y tienen el aliento fresco, como las cartas de Simone Weil,
pero nadie los entiende porque –claro- tienen algo de chica,
algo de herbívoros.
Tengo que reconocerlo, eres un tipo duro y con las agallas de un gran 
/pez
y los poemas, es estos casos, no son más que una fosa común de 
/utopías,
archivos de huellas digitales
en el vientre de las ciudades,
un aforismo que es la crisálida de otro aforismo.

Me he tomado mi tiempo, he fracturado mi sentido del humor
para escribirte,
viejo anarquista del otoño,
también me he tumbado semanas enteras sobre ese lado de la luna
que empieza en la rue de l'Odeon y termina en el cementerio de 
/Montparnasse,
pero jamás te he visto,
a pesar de que me han dicho que discutes con frecuencia con 
/Baudelaire
(y que ignoras olímpicamente a Sartre).
Lo nuestro, camarada de las estrellas, no tiene arreglo, como no la 
/tiene
la soledad de los taxistas,
creo que también esto estaba escrito,
como todo este instante metódico en el que nos hemos convertido.




LA PARTE CONTRATANTE DE LA PRIMERA PARTE…

Parecería ser muy arriesgado citar de memoria el canto de una pareja de mirlos para darte los buenos días, pero no lo es tanto si piensas que cada noche un país cambia de sitio para despistar a los hombres del tiempo o que un hombre llamado Charles Osborne tuvo hipo durante 69 años. Bajo este orden heideggeriano de ideas, el amanecer puede ser una dama de buena familia que abandona los prejuicios de no dormir con los calidoscopios puestos para traernos a la cama un plato lleno de besos. A este poema le calculo unos siete días de caducidad si no lo pones en la nevera de tu corazón, sé que no aprendo y que el vuelo más largo que ha hecho una gallina es de 13 segundos, pero eso no quiere decir para nada que aceptes ir a mi casa y que luego la abandones subiendo por los peldaños de las estrellas mientras que me voy a preparar las copas. Sé que detestas que te escriba un poema político cuando aún no me he quitado el pijama, pero ya lo sabes, si supiese el camino hacia el infinito hubiese empezado por morderte la sonrisa o, simplemente, hubiese sobornado a un par de ángeles para que me dejen entrar en tu cama. Es ser muy de izquierdas creer que no me juego el pellejo cuando te toco el fin de la espalda para sentir el inicio del amanecer, pero espero que lo entiendas, así somos de zumbados los marxistas (es decir, los seguidores de Groucho) y no temas, a lo mucho confiscaré esas lágrimas tuyas que endulzan la miel de las colmenas. Decir Mandrágoras es lo mismo que decir jardín misterioso, decir jardín misterioso es entrar a escondidas al espejo de tu habitación y jugar al dominó con tus pecas. Ya lo sé, nunca las segundas partes fueron buenas: la luz ha vuelto a subir este invierno, Rusia ha recogido sus enjambres de gas y no hay nadie en Europa del este que no sepa que los hombres son 6 veces más susceptibles de ser golpeados por un rayo que las mujeres. Hace exactamente un minuto han secuestrado el pensamiento de un árbol que se negó a ser talado en Brasil y hace unos segundos se acaba de caer el resto de este poema de la hoja de papel, felizmente sólo era la parte contratante de la primera parte de otro poema que jamás ibas a leer, para qué engañarnos.