8/29/2016

COLOMBIA, UN SUEÑO DE PAZ


Presentamos un video en el cual algunos poetas colombianos de varias partes del país manifiestan su apoyo al proceso de paz que adelanta el gobierno de Juan Manuel Santos con la guerrilla de las FARC-EP. 

En el video los poetas recitan un texto de Tirso Vélez en las instalaciones del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, ubicado en la capital colombiana.  "Celebrando el cese definitivo al fuego. Los poetas se unen al llamado por la Paz. #ColombiaUnSueñoDePaz". Esas fueron las palabras con las que el poeta Saúl Gómez Mantilla, quien dirigió la producción audiovisual de este trabajo,  presentó el video que pueden ver en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=Z3pFuQ77OMo


Colombia un Sueño de Paz
Autor: Tirso Vélez (1953 - 2003)

Poetas Participantes:
Robinson Quintero - John Galán Casanova
Santiago Espinosa - Federico Díaz Granados
Eugenia Sánchez Nieto - Carolina Dávila
Alejandro Cortés - Fadir Delgado
John F. Galindo - Saúl Gómez Mantilla
Hernán Vargascarreño
Henry Alexander Gómez - Jorge Valbuena - Hellman Pardo
Rodolfo Ramírez Soto - Lida Pineda - Carlos David Contreras
Diana Carolina Daza - John Junieles
Ramón Cote Baraibar - Fernando Linero
Miyer Pineda
Freddy Yezed
Camila Charry
Irina Henríquez
Juan Camilo Lee
Rafaela Gómez Martínez
Antonia Lee Farfán

Coordinación:
Saúl Gómez Mantilla

Asistencia de Fotografía y Foto Fija:
Corina Martínez Silva
Paula Torrado
Susana Martínez González

Agradecimientos Especiales:
Arturo Charria
Centro de Memoria, Paz y Reconciliación.

Dirección y Producción:
Edwin Villamizar Meneses

Bogotá DC
2016






SÍ A LA PAZ
Fotografía: https://twitter.com/sipazcolombia

8/23/2016

Rapsodias para la pérdida de memoria


A continuación, comparto unos poemas del libro Rapsodias para la pérdida de memoria, de Alejandro Vergara. El libro fue publicado en 2016 por la Corporación Ulrika.
Al final podrán encontrar unas palabras que John Fitzgerald Torres  escribió a propósito de este libro.






Didascalia

Hay noches en las que mi cuerpo invoca dormido 
Nombres inequívocos 
Los dedos de mis pies
Pronuncian

Su eco marca la presencia de la luz incomprensible
Porqué me abre sus libros 
Porqué me enseña sus arrugas
Porqué dibuja con marcadores de colores la 
/esperanza

La melodía de la vida, la digna de repeticiones 
/infinitas
El tocadiscos de sus gestos y su voz
Una y otra vez me hacen desear cerrar el ciclo del 
/polvo
Siempre nuevo 
Habitando cuerpos como lo hacen los que me 
/habitan

A veces se desgajan de mi boca sus palabras 
Y la tierra de la tierra y del aire las reclama 
Vehementemente 
Gentilmente
Para desprender por medio de plantas nocturnas 
/el olor de las estrellas

Me avergüenza mi dinerito en sus manos a 
/principio de mes, de semestre
El que no dedico a sus libaciones sin horario
Nunca será del tamaño de sus pasos de gigante 
/revelado 
Guarda en un cofrecito el olvido como su recuerdo 
/íntimo de lo inevitable

Cuánta ternura encierran sus castañuelas, discos, 
/partituras y palabras 
Al ofrecérnoslas no son suyas
Por más que arrastren el polvo de sus cajones y 
/sobre ellos se haya cernido
Su propia desesperanza

Su casa es una antítesis del no lugar 
Sus perros y puertas de chocolate nos reciben a 
/todos agitando la cola

Mi cuerpo pronuncia tantos nombres 
Yo los recordaré
Cuando otros pies pronuncien el mío

II

Hay nombres en el día
Algunos cuya mezquindad 
Se parece a la traición





Anacoreta


El sol es un Diente de león 
Fragmentos que estallan en un vuelo de fachadas 
/sobre canarios
Las algas hacen la corte a almendros submarinos
Humaredas

Soy un Diente de león
En un prado
En una esquina cualquiera

Cornos en la oscuridad
Que los asientos de los parques brillen
Que bailen las luces peregrinas en el lago 
Que un niño sueñe que es Diente de león 

Los montículos que ruedan 
Los zapatos de los niños




Vitrales

I
Ella es la dama del dolor
La aprieto entre mis brazos pero su voz se ha ido a 
/otra parte 

Sus manos frías
Frías
Manos
Qué será de la poesía si no despierta
Qué será de mí

Ella es la dama de los girasoles
Yo reuniré sus tres pedazos 
Los comeré de tal forma que sus ayes me crezcan 
/con las uñas y pueda cortarlas
De tal forma que ya no duelan las palabras 
/esenciales
De tal forma que al salir de la cama se levante en 
/mí y nunca más la soporten vitrales rotos

¿Cómo parar la tormenta en la tienda de cristales?  
Tanto como a ella me crujen los huesos bajo el peso 
/de la noche

De madrugada la presento a los fantasmas como 
/criatura de mis entrañas

II
Las columnas de la catedral se le parecen 
Yo me inclino como un prófugo 
Pidiendo por ella 
Misericordia





vHridiana

II
No hizo falta verle para saber 
Que nada hubo de nuevo en la ingravidez del 
/astronauta
De la Tele, ballerina de la Tele 

Sé qué acuarelas pintaban su rostro 
Su Arabesque
Cómo alcanzaba cada nota con sus manos

Su rectitud se parece a la manera en que atraviesa 
/las aceras
Afortunadamente así su espalda la olvide
Nunca perderá la línea

Que el tres sea su número de suerte ya me lo decía 
/el verde de su abrigo
Armonías de jungla y sonido
No hizo falta 
La flor que vuela

Sé que también era el arpa y la noche le decía - 
/Acuérdate - en el foro
Tras los tutús de opalina 
Que entraba en escena toda hecha de agua

Siempre estuve en el foso entre los violines
En las cintas de sus zapatillas 
Escribí mi nombre




***



De la épica de nuestros días


Todo libro de poemas es una bitácora de viaje. Bien que el viajero haya alcanzado puerto seguro o no, las vicisitudes que el mundo le ha impuesto zurcen cada línea de sus poemas, las inclemencias de los elementos resuenan como trasfondo de cada sílaba, los arribos y las despedidas en cada estación apuntalan el ritmo íntimo de sus silencios. 
De antemano, el viajero sabe bien que en su travesía, los instantes de sosiego crepitarán en el fuego de las preguntas por la nueva jornada, sabe bien que el reposo le será ajeno. La vocación del viajero supone también una condena: nada es el pasado, o todo lo es, y la esperanza es una manera de estar presente. No obstante, un drama secreto acecha tras cada uno de sus pasos, tras cada impulso por avanzar: la desmemoria. De tal manera que cada una de sus palabras sostiene un combate feraz contra el olvido.  

En estas “Rapsodias para la pérdida de memoria”, con el tono épico propio de nuestros días, el viajero canta ese combate y su bitácora es una evidencia de su heroicidad mundana. Al comienzo se percibe apenas un susurro en el oído, la interlocución serena de quien sin resquemores dialoga consigo mismo al cobijo de la penumbra, un timbre que de a poco asciende en la estridencia hasta tornarse en el grito que, en medio del tráfago vocinglero, alguien demanda desde la otra acera; entonces el estallido es súbito, incluso irreverente, y es, de cierto modo, una advertencia de peligro.
La cronología de las jornadas es, a nuestros ojos, arbitraria. Cada poema supone una fecha que se inscribe al tenor del calendario sensible del viajero. Reconocemos sin embargo que, en las anotaciones iniciales, la observación es paciente, se diría que las primeras jornadas aún le confieren la prudencia de ánimo que se experimenta en la morada que todavía se divisa a las espaldas. Pero las preguntas asordinadas presagian pronto la aventura.

Luego, sueltas las amarras, el horizonte desdibujándose en la distancia, las palabras del viajero adquieren una entonación confesional. Comprende al cabo de escucharse a sí mismo que el viaje es una forma de hallar lo que se ha perdido, que el camino es, en cualquier caso, un retorno, una voluntad de reconocimiento. Entonces, como frente a un espejo, el viajero se dice: “He preguntado tantas veces por mi casa”. Entiende en ese instante que la bitácora es solo un intento de respuesta, o que el viaje, en sí mismo, es a un tiempo la pregunta y la respuesta. Ahora entiende, como en el poema de Kavafis, “qué significa Itaca”, y comprende que el encuentro con los lestrigones y demás monstruosidades también vale la pena.

Por eso, las anotaciones últimas avanzan sobre un sedimento de nostalgia. Toda memoria, todo recuerdo, irremediablemente se esfuma, y extracta el vacío. La nostalgia es la sensación del miembro ausente del cuerpo, la conciencia de lo perdido que es inútil, la elección de quien escucha en el pasado la melodía que ahora resuena en su pecho y que sin embargo no sirve de nada. Esa zozobra que crece. 

En este libro, el viajero, asumido rapsoda, entona con la voz de un hombre común, una voz engatillada de coraje, su combate contra la amnesia que impone el tiempo, enuncia la dilución de sí mismo con sílabas que anhela perennes. O lo que es lo mismo decir, con la exigencia de quien desea dar cuenta clara de su itinerario, estas rapsodias de Alejandro Vergara cantan la heroicidad humana cuya sentencia reza: Todo hombre es un héroe que lucha contra su propio olvido.


John Fitzgerald Torres







***


Alejandro Vergara. Colombiano. Estudiante de la Maestría en Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Licenciado en Español y Lenguas Extranjeras de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia. Exalumno del Centro Don Bosco. Violinista en formación con la maestra Ruth Lamprea. Bailaor en el Grupo institucional de Flamenco y Danza Clásica Española de la Universidad Pedagógica Nacional dirigido por la maestra Indhira Guzmán. La Poesía se le revela como oficio en compañía del maestro Rafael del Castillo. En el año 2004 obtuvo el primer lugar en el Concurso Intercolegiado de Literatura, categoría ENSAYO promovido por la Editorial Norma en Bogotá. Obtuvo en el 2012 el primer lugar del II Concurso Universitario de Tango UNITEC modalidad parejas. Entre el 2011 y el 2013 en el colectivo artístico “Geografías e Imaginarios Culturales UPN” con funciones en el Teatro Colsubsidio Roberto Arias Pérez, el Teatro Bogotá de la Universidad Central y  el Teatro Jorge Eliécer Gaitán con la obra “Un acto a la memoria, que descanse en paz la guerra”. Invitado en distintas oportunidades a las Jornadas Universitarias de Poesía de Bogotá y al Festival Internacional de Poesía de Bogotá en su XXI y XXIV versión. Coautor del libro Ríos Paralelos, 7 Poetas Latinoamericanos Contemporáneos. Ulrika Editores, 2013. Autor del libro Rapsodias para la Pérdida de Memoria, Ulrika Editores, 2016.

8/21/2016

Sustancias que nos sobreviven


A continuación, comparto unos poemas del libro Sustancias que nos sobreviven, de Alejandro Cortés González. El libro fue publicado en 2015 por la Universidad Industrial de Santander.
Al final podrán encontrar unas palabras que el también poeta Guillermo Martínez González escribió a propósito de este libro.









Los aguaceros

Todos tenemos unos zapatos que llaman los 
/aguaceros:
los más blancos
los que más grabados de calle traigan en la suela

Acuérdate de mis zapatos de lona blanca
Te parabas en ellos y éramos la misma sombra
Aunque la suela fue desprendiéndose de la costura
tu pie nunca tocó el suelo

Acuérdate de ellos tirados bajo la cama
en un crujir de tablas
Su boca tragaba los ácaros de la noche
y recibía mi pie desnudo
para ir a desayunar

Acuérdate de cuánto te espantaban la vejez y 
/suciedad que afligían a sus telas
Es una epidemia -pensarías-
que se extiende por mi pie y por el tuyo
y nos contagia todo
La suciedad no enloda si el recuerdo es limpio
la vejez no corroe si el recuerdo es joven
lo que mata no es la muerte
lo que mata es el olvido
Entonces acuérdate de que lavar esos zapatos
invitaba a la lluvia y al agua de charco
a entrar por donde la suela se alejó de la costura

Acuérdate de los saltos para huir de la tormenta
y escampar en los cobertizos
Tus pies empinados encima de mis zapatos
para que bajo el paraguas existiera el beso
Acuérdate
hoy que llueve
y es de noche
y no estás conmigo
Seremos distancia
nos haremos viejos
pero nuestra edad siempre será la que teníamos 
/en el último recuerdo

Rescaté mis zapatos cuando los exiliaste al armario
Corrieron con los tuyos y nadie estuvo solo
se pararon bajo los tuyos y ambos estuvimos a salvo
porque las aguas no pudren si el recuerdo es limpio
las noches no tiznan si el recuerdo es diáfano
tú ya sabes qué es lo que mata
acuérdate
hoy que llueve
y es de noche
y estás lejos
y no me nombras
como mis zapatos
nombran los aguaceros.






Satélite

Esto fue lo que tu nieta menor dijo la noche que perdió su premier globo: “Se rompió mi bomba, por eso la luna me acompaña.” Le contó lo sucedido a los gatos de la casa; abrió un libro y nos inventó historias de gatos con globos, para que pensáramos que a sus tres años, ya sabía leer. 
¿Que por qué te cuento esto?... Bueno… A veces me da por hablarte… tú sabes… sentir que aún nos miras. Le tomo cariño a la idea de que todavía cuidas de tus hijas, de sus hijas, y te vuelves satélite para acompañarlas, cuando se rompen los globos. 







Ofrenda del abismo


Para un nacer de alas
el acero deber cortar la carne y arrojar el cuerpo

No es el cielo quien otorga el vuelo
Es la caída.








Home sweet home


Los sábados durante mi último año de colegio, recorría discotiendas en busca de música de Mötley Crüe. En un almacén del barrio Galerías encontré en acetato Dr. Feelgood, su álbum más reciente. Anduve las calles del centro, desde la diecinueve hasta la veinticuatro, y conseguí Girls, girls, girls también en acetato, Too fast for love y Shout at the devil en CD, y por encargo, después de dos meses de trámites de importación, Theater of pain en casete. Tan pronto lo tuve en mis manos lo metí al walkman. La quinta canción del lado A era mi favorita: Home sweet home. Me notó tan feliz el vendedor, que me regaló dos afiches de la banda. Mi papá los vio pegados en la pared de mi cuarto. Vio los acetatos. Los cedés. No entendió lo del maquillaje glam. No le gustó eso de gastarse la plata de las onces en música, como si la ausencia de música no dejara más vacíos que el hambre. Lo rompió todo, hasta la tarjeta del almacén de Galerías. Pasé el resto de sábados del bachillerato lavando las paredes de SU apartamento, escuchando en mi walkman el único casete sobreviviente y aprendiendo que Home sweet home, es una canción de despedida.



***



Sustancias que nos sobreviven: las ciegas constancias del poema

De Guillermo Martínez González, Bogotá, 23 de junio de 2015



La poesía exige un conocimiento lento e intangible, sus dominios verdaderos pertenecen en última instancia a lo invisible,  a las percepciones del silencio.  En los transbordos del alba, en la página en blanco, en las fisuras del tiempo y en los paréntesis de eso que de manera torpe llamamos la realidad, de eso con que designamos el goteo menesteroso y utilitario de la vigilia, desata el sentimiento de lo perdido,  la nostalgia del paraíso, la turbulencia del destierro.

A todo aquello se refiere sin duda este aforismo de la última parte y que de alguna forma concentra el sentido secreto de Sustancias que nos sobreviven y constituye la brevedad de su Poética: “Vocación por compensar al mundo tiene la poesía. Allí aparece lo que acá se extingue. En la gruta del verso, la presencia del vacío”.

 Luz Elena Cordero, una de las jurados que concedieron a este libro el Premio Nacional de Poesía UIS 2014, señala de su lado, entre otros aciertos, el tono preciso de Sustancias que nos sobreviven para rescatar objetos concretos que sobreaguan en los intersticios de la disolución: “La poesía, como el sueño o la memoria, despierta las sensaciones que parecieran sepultadas en el olvido para devolverles su espacio y su tiempo, aunque estas duren un parpadeo o habiten en un verso”.

El libro de Alejandro Cortés con el rango del vuelo de la mariposa, fluye espontáneo, se llena de densidad sin aspavientos, está allí con el fulgor de las cosas, con su prolongación instantánea, su evocación exacerbada que nos remite a cada paso a su vacío, a su extinción. Las recupera porque ya no existen, o están a punto de desaparecer. Su ritmo sencillo es engañoso, se concentra en un punto ciego, en la unidad oculta del ser y no ser, de lo que creamos para sobrevivir, para obtener el respiro sobre lo que ya está amenazado por la nada: “La poesía necesita del vacío para habitarlo”, escribe de manera mucho más contundente, en otro de sus teoremas del final de Sustancias que nos sobreviven.

Los poemas de Cortés González inquietan porque no se sabe si las cosas gravitan sobre nosotros, nos entregan su alma y nos definen, o si, por el contrario, somos nosotros los que las convocamos porque nos salvan al establecer un equilibrio esencial que nos preserva de la nada.  De esa línea imprecisa entre el sujeto y las cosas, se abastece el texto, recupera por momentos la intensidad de la existencia, la libertad  que otorga lo gratuito, el canto del pájaro, el don de la unidad:

Acuérdate de mis zapatos de lona blanca
Te parabas en ellos y éramos la misma sombra
Aunque la suela fue desprendiéndose de la costura
tu pie nunca tocó el suelo.

Sustancias que nos sobreviven, habla de una infancia profunda anclada en la memoria y que se intenta recuperar contra el despojo. Por momentos se revive en los acantilados de la noche, de una realidad que muchas veces es brutal. Recuérdese por ejemplo aquel poema en el que las especies de la tierra y las especies del aire sólo se reúnen para las ceremonias sangrientas de la sobrevivencia, o aquel otro, escenario de pena, en donde la canción Home sweet home, recalca que la relación con el padre represivo es sinónimo de ausencia y despedida.

Y  habla no sólo una infancia perdida, sino un país sumido en el desarraigo, anclado en el abismo, invadido como una casa del dolor por el crimen:

Degollaron al ruiseñor y tú en tu cántiga
Mutilaron la flor y tú tan espina de crisálidas
Cosieron tu boca para el grito, no para el canto
En el filo que destaja al mundo suena un tambor de manos atadas

Te lloran el Rin y el Magdalena
Tu madre envejeció veinte años de lágrimas
Agua apozada en erizos de cuarzo

No en vano se menciona a Dios en dos o tres poemas, no sin una cierta y marcada ironía. Lo que subyace en el libro de una manera no estentórea, es la soledad radical del hombre, su condición de indigencia. Se invoca a Dios porque estamos  expuestos, en una especie de teología negativa que subraya el abandono, los terrores que no han desaparecido desde que aquel hombre remoto de la caverna sufriera las primeras confrontaciones de la realidad y la vida.  



 Texto publicado originalmente en: http://www.alejandrocortesgonzalez.com/detalle.php?Id=61




***




Alejandro Cortés González (Bogotá, 1977) ha publicado los libros Notas de inframundo (Novela,Pero la sangre sigue fría (Poesía, 2012) y Sustancias que nos sobreviven (Poesía, 2015). Ganador del Premio Nacional de Literatura de la Universidad Central en las categorías Novela (2009) con Notas de inframundo, y Cuento (2011) con Él pinta monstruos de mar. Ganador de la Beca de Circulación Internacional para Creadores del Ministerio de Cultura (2013), con la que participó en VII Festival Internacional de Poesía en París. Ganador del VI Concurso Nacional de Poesía UIS (2014), con Sustancias que nos sobreviven. Ha sido invitado a encuentros literarios en Suramérica, México y Francia. Es miembro de la Fundación Trilce y coordinador de la programación cultural de la Librería Trilce en Bogotá.
2010),

8/02/2016

Fiori per un tramonto


Poemas del libro Flores para un ocaso traducidos al italiano. Versiones de Elizabeth Siri.








RECIBIENDO A CRISTO EN LA MEJOR ESQUINA
Silencio adentro.
Silencio afuera:
Ni latido.
Ni suspiro.
Ni brisa.
Ni lluvia.
Ni voz.
Ni ola.
Ni palmada.
Ni tiempo.
Ni nadie.
Ni nada.
Nada se siente
cuando se tiene
un abismo entre las cejas.
Silencio adentro.
Silencio afuera.
Cristo recién resucitado
acaba de morir de nuevo.





RICEVENDO A CRISTO NE LA MEJOR ESQUINA

Silenzio dentro.
Silenzio fuori:
Né battito.
Né sospiro.
Né brezza.
Né pioggia.
Né voce.
Né onda.
Né applauso.
Né tempo.
Nessuno.
Né niente.
Niente si ascolta
quando abbiamo
Un abisso tra le sopracciglia.
Silenzio dentro.
Silenzio fuori.
Cristo appena risorto
ha finito di morire ancora.




***



RUTA ENTRE CAÑO SIBAO Y EL CANTO DE UN PÁJARO

1
Es muy triste caer sin más al lado de la cerca
cuando no se es fruto de algún árbol.

2
Es muy triste sentir la lluvia
cuando cada gota es un puñal que te desangra.

3
Es muy triste cuando un cielo rojo
entre tu espalda y el suelo es tu último lecho.

4
Es muy fácil ser desierto cuando se está boca arriba
viendo nubes y solo una mosca sobre el rostro te 
                                                                 /acompaña.

5
Alguna esperanza hay cuando nunca se llegó al 
/destino
pero quedaron huellas que echarán raíces
y serán el canto de algún ave sobre un árbol.





STRADA TRA CAÑO SIBAO E IL CANTO DI UN VOCELLO

1.
É molto triste cadere vicino al lato del raccolto
quando non sei il frutto di nessun albero.
2.
É molto triste sentire la pioggia
quando ogni goccia é un pugnale che ti dissangua.
3.
É molto triste quando un cielo rosso
tra la tua spalla e il suolo é il tuo ultimo letto.
4.
É molto facile essere un deserto quando sei 
/sdraiato pancia
in sú guardando nuvole e solo una mosca sulla 
/faccia ti accompagna.
5.
Qualche speranza c’é quando non si é mai arrivati 
/al destino
ma sono rimaste impronte che faranno radici
e saranno il canto di qualche uccello sopra un 
/albero.



***



OTOÑO EN SAN JOSÉ DE APARTADÓ


Algo había escuchado sobre el otoño, pero no
/sabía lo que era.
Que las hojas caen como muertas de los árboles;
Que caen secas, lentamente, dijo la profesora.
Esta noche no es como las otras.
Un viento fuerte se abre paso entre las ramas
arrancando brazos, tumbando hombres.
No sabía lo que era el otoño. Ahora lo comprendo,
ahora que veo como caen los míos sobre el césped,
ahora que yo mismo caigo como hoja muerta en el 
/camino.





AUTUNNO IN SAN JOSÉ DE APARTADÓ


Qualcosa avevo ascoltato sull’ autunno, ma non 
/sapevo cosa fosse.
Le foglie che cadono come se fossero morte dagli 
/alberi;
Che cadono secche, lentamente, ha detto la 
/maestra.
Questa notte non é come le altre.
Un vento forte si apre tra i rami
strappando braccia, vincendo uomini.
Non sapevo cosa fosse l’autunno. Ora lo capisco,
ora che vedo come cadono le mie sopra i cespugli,
ora che io stesso cado come una foglia morta nel
                                                               /cammino.



***



ZAGA

Y vio Dios que todo lo que había hecho y he aquí
Era bueno en gran manera.
Libro del Génesis

1
Ayer vimos caer fuego del cielo y
un lobo blanco del norte arreció con todo.

2
Las calles parecen un cementerio de luciérnagas.
Debajo de cada roca se esconde el llanto de algún 
/niño.

3
Un río de lamentos baña las sombras de los 
/hombres.
¡Esta es la última fiesta de los cohetes!

4
Esta es la última danza de una mujer que sangra
al ritmo de las palmadas de un soldado al otro
/lado del muro.

5
Los niños son una bocanada de humo
que se extiende entre las huellas
de una embestida de lobos, chacales, hienas y 
/gacelas.

6
Un grito desde alguna cama en el centro de la 
/ciudad
colma el valle hasta hacerle frente al mar.

7
Nos cayeron las estrellas viajeras
y los que no quedamos calcinados
aún no hemos escuchado a Dios.
No sabemos qué opina al respecto.




ZAGA

Y vio Dios que todo lo que había hecho y he aquí
Era bueno en gran manera.
Libro del Génesis


1.
Ieri abbiamo visto cadere fuoco dal cielo
e un lupo bianco del nord buttó giú tutto.

2.
Le strade sembrano un cimitero di lucciole.
Sotto ogni roccia si nasconde il piangere di un 
/bambino.
3.
Un fiume di lamenti copre l’ombra degli uomini.
L’ultima festa di fuochi d’artificio!

4.
Questo é l’ultimo ballo di una donna che sanguina
a ritmo degli applausi di un soldato dell’altro lato 
/del muro.
5.
I bambini sono una boccata di fumo
che si espande tra le impronte
d’un investimento di lupi, sciacalli, iene e gazzelle.

6.
Un grido che arriva da un letto al centro della cittá
riempie la valle fino a tener testa al mare.

7.
Ci sono cadute le stelle cadenti
E coloro che non siamo malandati
Ancora non abbiamo ascoltato Dio.
Non sappiamo cosa dice al rispetto.



***



ES EXTRAÑO VER tanta sonrisa, tanta mano atada, tanta sombra junta, tanta flor comprometida en las manos de aquellos que caminan por la calle y tú, sin más, sentirte libre. Pero es más extraño llegar a casa, echarte agua en la cara, levantar el rostro y darte cuenta de la aridez que te rodea y que ni siquiera tu sombra te acompaña porque la dejaste atada a otra sombra que pasó desprevenida por el parque.





É una cosa strana vedere tanti sorrisi, tante mani legate, tante ombre che si incrociano, tanti fiori compromessi tra le mani di coloro che gli hanno colti e camminano e tu, senza problema, che ti senti libero. Ma é piú strano arrivare a casa, lavarti la faccia, alzare lo sguardo e renderti conto dell’ariditá che ti circonda e che neanche piú la tua ombra ti accompagna perché l’hai lasciata in un incontro con un’ altra ombra che passava distratta nel parco.



***


ESCRIBIR POEMAS que te salven de la muerte,
que te salven de los ecos del peñasco,
de los dedos afilados de los hombres,
del invierno que padecen los pulmones,
de la tierra cuando se hace sangre seca,
de la Luna cuando es más grande que la noche
y tienes tantas ganas de abrazarla;
Del deseo por la lluvia en plena primavera,
de la hambruna cuando es el pan diario de los 
/niños;
En fin, poemas que te salven de la misma vida
cuando el cantor es el silencio,
cuando la arena ya no es huella,
cuando ya ni siquiera hay playa,
ni mar, ni gaviota, ni olas, ni nada…
Escribir poemas que te salven de todo
Pero, ¿qué pasa cuando no encuentras un solo 
/verso
que te redima de tu sombra y te salve de ti mismo?





Scrivere poemi che ti salvino dalla morte,
che ti salvino dall’eco della quercia,
dalle dita affilate degli uomini,
dall’inverno che affrontano i polmoni,
dalla terra quando diventa sangue secco,
dalla Luna quando é piú grande della notte
e hai voglia di abbracciarla;
Dal desiderio di pioggia in primavera,
Dalla fame quando é il pane quotidiano dei 
/bambini;
Infine, poemi che ti salvino dallo vita stessa
quando a cantare é il silenzio,
quando la sabbia non ha piú impronte,
quando non c’é neppure piú la spiaggia,
né mare, né gabbiani, né onde, né niente…
Scrivere poemi che ti salvino da tutto.
Ma, che sucede quando non trovi un solo verso
che ti redima dalla tua ombra e ti salvi da te 
/stesso?


***



CAMINA, escribe, pregunta, no calles.
Sé río, sé árbol, sé lluvia, sé canto…
Encuentra una salida.
Mira hacia otro lado, corre en otra dirección
                                   /y no cierres las ventanas.
Deja de pensar que volar por un segundo o 
/colgarte
                             /de las nubes por un instante
son las únicas formas de abrirte paso entre la 
/niebla.




Cammina, scrivi, domanda, non restare zitto.
Sii fiume, sii albero, sii pioggia, sii una canzone…
Trova un’ uscita.
Volgi lo sguardo da un’altra parte, corri in un’ altra 
/direzione e non chiudere le finestre.
Smettila di pensare che volare un attimo o 
/arrampicarti sulle nuvole per un istante
siano le uniche forme di farti strada in mezzo alla 
/nebbia.


***


ANTE TODOS LOS TEMORES, un verso es suficiente. Ante todas las angustias, un poema basta.
Para sortear un problema o, por lo menos, para escapar por un momento, una línea es la salida.
Pero, ¿qué hacer, cómo pensar, a dónde ir cuando eso que has creído tu único refugio no es más que el reflejo de una nube sobre un charco?
Ya termina otro verso y aún naufrago en este cuerpo:
Las noches despejadas y las aceras solitarias y los parques en invierno y cada uno de mis pasos son inmunes a los poemas cuando son recuerdos, recuerdos como heridas secas sobre cada pliegue de tu piel.




Davanti a tutte le paure, un verso é sufficiente. Davanti a tutti i dolori, un poema basta. Per evitare un problema, almeno per scappare un attimo, una linea é l’uscita.
Ma, cosa fare, come pensare, dove andare quando ció che tu credevi il tuo unico rifugio non é altro che il riflesso di una nube su una pozzanghera?
Sta finendo questo verso e continuo perso in questo corpo:
Le notti limpide e le acacie solitarie e i parchi in inverno e ognuno dei miei passi sono immuni ai poemi quando sono ricordi, ricordi come ferite secche sopra ogni piega della tua pelle.



***



Flores para un ocaso
Fiori per un tramonto


Nada será como antes
nada
y nuestros pasos de niño
habrán de llorar nuestra partida.

                            Fredy Chicangana




NO VALEN el cielo,
el alba, las estrellas.
Ya desperté.


Non servono il cielo,
l’alba, le stelle.
Ormai sono sveglio.


***


LA HOJA que cae,
el río corriendo,
algún secreto esconden.


La foglia che cade,
Il fiume che scorre,
nascondono qualche segreto.


***


EN LA CARACOLA
se oculta
el secreto de las olas.


Nella conchiglia
si nasconde
il segreto delle onde.



***


UN PÁJARO en lo alto
surcando el cielo.
El poema perfecto.


Un uccello lassú in alto
volando nel cielo.
Un poema perfetto.


***


TE BUSCO, te busco
pero no estás.
Ningún poema te nombra.


Ti cerco, ti cerco
ma non ci sei.
Nessun poema ti nomina.


***


PISA el hombre.
Asalta su sombra.
¡Zaz! Viento que perfora


Cammina l’uomo.
Attacca  la sua ombra.
¡Zaz! Vento que trapassa.


***


MUEREN diez hombres,
mueren cien ¡caen mil!
El arte de la guerra.


Muoiono dieci uomini,
Muoiono ciento, cadono in mille!
L’arte della guerra.



***


ESE que cae,
¿Es otro muerto
o la sombra del anterior?


Colui che cade,
é un altro morto
o l’ombra del precedente?


***


UN MUERTO acá,
otro allí:
El rompecabezas de la guerra.


Un morto qua,
un altro lí:
Il puzzle della guerra.


***


AL CAER una persona
cae una hoja.
Que no caiga el árbol.


Se cade una persona
cade una foglia.
Ma che non cada l’albero.


***


SE VA el otoño.
Llega el verano.
Otra guerra se olvida.


Va l’autunno.
Arriva l’estate.
Un’ altra guerra si dimentica.


***

DONDE HUBO hombres,
cenizas quedan.
Cenizas, nada más.


Dove ci sono stati uomini,
cenere resta.
Cenere, nient’altro.


***


YA SE ACABÓ. Arden
las manos, el alma.
Cerré muchos ojos.


Ormai é finita. Bruciano
le mani, l’anima.
Ho chiuso molti occhi.



***


MILES partieron
–no sé cuántos–,
miles que ya no volverán.


Mille sono andati
-non saprei quanti-
mille che non ritorneranno.


***


DESPUÉS de la guerra
sólo silencio
y cuerpos y nada.

Dopo la guerra
solo il silenzio
e i corpi e niente.


***


¿Y si al despertar
nota que debió seguir
allí, soñando?


E se al tuo risveglio
Notassi che saresti dovuto rimanere
lí, a sognare?


Versiones de Elizabeth Siri.