11/03/2016

ESTADO DE EMERGENCIA de Guillermo Molina Morales

Por: César Millán


Qué mejor manera de celebrar el Día Mundial de la Poesía que hacerlo con un poemario de raza, de voz valiente y joven. No importa que su autor tenga 30 años, sino que su verso sea fresco, arriesgado, que juegue con las palabras y se atreva a alejarse de los cánones.
Cuando leí Epilírica me sorprendió su insultante atrevimiento, su descaro a la hora de construir los poemas, pero también su valentía para romper roles, para aventurarse en espacios apenas pisados, para no tener en cuenta alguna esa escritura academicista acomodada y repetitiva.
Ahora Estado de emergencia ha obtenido el "IX Premio Internacional de Poesía Claudio Rodríguez" por ser una propuesta valiente y actual, según el portavoz del jurado.
Sí, Guillermo sigue siendo valiente, arriesgado, pero parece aparcar parte de ese "gamberrismo poético", algo así alguien dijo de su primer libro de poemas, para tomar partido y enfrentarnos a los lectores  a  su visión de nuestro miedos actuales.
Claro que domina el lenguaje, incluso el poético (habría que repasar si muchos que presumen, o son considerados, poetas pueden decir lo mismo), pero es que además se permite el lujo de jugar con él, de dotarle de una vida más allá del significado de sus palabras.
Sigue siendo iconoclasta, pero asoma en su poesía un mayor sosiego (que no borra ninguna de sus características anteriores), pues no tiene que demostrar ya nada. Se nota, y mucho, que ya no estamos ante un poemario primerizo; su verso sigue salvaje, pero se ha apartado ya del desenfreno que asoma por todos los rincones de su Epilírica.
¿Poesía madura? No, y es de agradecer, pues seguro que cuando llegue arrastrará algunas de las cosas que más valoramos ahora. Eso sí, hay una evolución que, al menos de momento, no es traumática.
Aunque no le perdono que: 


Lea el texto en:





DENTRO DE CIEN AÑOS

El mundo se divide en dos:
Los que llevan gafas y los que son calvos

Todos sabemos que el poder estuvo siempre con los calvos

No hace falta que recuerde las miles de humillaciones
Los insultos las vejaciones las canículas
Que hemos sufrido por su culpa

Y ya es hora de ser valiente:
¿Hasta cuándo vamos a soportar que llenen nuestras calles
Con sus innumerables peluquerías y sus centros de depilación por láser?

¿A dónde va a parar todo ese pelamen?

¿Alguien ha visto un cementerio para calvos?

A mí también me gustaría no tener miedo
Cada vez que mis hijos salen a jugar a la calle

A mí también me gustaría saber que mi niña
Va a mantener su floresta más íntima

Me gustaría creer que España puede renacer de su desmoche

Todavía podemos
Cambiar el rumbo de la historia

Tres siglos de pelucas nos contemplan





TODOS NOSOTROS

Ya no recuerdo lo que éramos antes de ser olvidados
Posiblemente nos lo van a decir mañana
La ciencia avanza a pasos de gigante
Posiblemente nos harán más jóvenes mañana

Mañana es un buen día para seguir esperando
Posiblemente nos queda todavía mucho tiempo
Y en mucho tiempo es posible que descubran
Qué es lo que seremos después de mañana

Posiblemente ya no se acuerdan de que existimos
Nos hicieron muy pequeños para mañana
Por la mañana iremos a buscar un empleo
Es posible que no existamos mañana






Guillermo Molina Morales (Zaragoza, España, 1983). Poeta y docente. Ha trabajado como profesor de lengua y literaturas hispánicas en la “University of the West Indies” (Trinidad y Tobago). Actualmente como docente e investigador en varias universidades de Bogotá. Como poeta, sus principales obras publicadas son Estado de emergencia (Hiperión, 2013) y Epilírica (Hiperión, 2008), con los que ganó, respectivamente, el IX Premio internacional de poesía “Claudio Rodríguez” y el XI Premio internacional de poesía joven “Antonio Carvajal”.

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