4/13/2013

El rayo que no cesa Antología poética (presentación)


Martha Cecilia Ortiz Quijano (Cali).

La última semana de noviembre nos llegó cuando andábamos de correría por algunas ciudades colombianas. Los poetas Epifanio Andrés Tocarruncho y Aldemar González González se aventuraron conmigo en una empresa que nos llevó por Cali, Pereira, Manizales y Bogotá, empresa que no tenía otro fin que dar a conocer la antología poética El rayo que no cesa, la cual se forjó con ayuda de otros casi treinta poetas de Colombia, República Dominicana y Bolivia.
La experiencia fue gratificante y de vital importancia para nuestro crecimiento como personas, pues cada ciudad guardaba su encanto tanto paisajístico como humano, sin que esto dejara de significar algo mágico, pues, a pesar de las diferencias entre unas ciudades y otras, nunca dejamos de compartir el mismo fin: reunirnos en veladas agradables alrededor de la palabra versificada. Con esto comprobamos que la poesía si hermana a los pueblos, si supera fronteras y prejuicios, si es algo más allá de lo meramente literario y académico; la poesía es el hombre mismo.
Ahora que ya salimos de todo el correr que contiene un viaje de estos, comparto la presentación que escribí para este libro, la cual no busca nada más que explicar con unas pequeñas palabras el por qué y el cómo de este rayo que no cesa.

Mucha paz y poesía a todos aquellos que se acerquen a estas palabras.

¡Salud!

Juan Carlos Acevedo Ramos (Manizales).



El rayo que no cesa
Antología poética


PRESENTACIÓN
Implicaciones de un rayo incesante


"En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridente,
sedienta de catástrofes y hambrienta"

Miguel Hernández 



En la segunda mitad de la década del treinta, Miguel Hernández publicaba la que sería su obra cumbre, El rayo que no cesa, al mismo tiempo que estallaba la Guerra Civil Española. Años más tarde, el poeta sería apresado por ser militante republicano, motivo por el cual también sería llevado por varias penitenciarias hasta ser confinado en una cárcel de Alicante, donde murió a causa de una penosa enfermedad pulmonar, mientras su hijo sobreviviente y su amada Josefina Manresa pasaban hambres.
Es por esta razón que el título El rayo que no cesa, Antología poética, no pretende nada más que ser un homenaje a la vida y obra del poeta de Orihuela, sin que esto signifique que el contenido de la obra que hoy ponemos en sus manos, sea inspirada en la labor o quehacer poético de este bardo.
El proceso de elaboración de El rayo que no cesa, Antología poética, nace de la idea que nos planteó Xavier de las Casas, quien puso en marcha la ya conocida pero siempre quijotesca y admirable labor de crear un sello editorial, esta vez llamado Cuervo de papel. Fue entonces cuando decidimos conversar con algunos amigos que, a raíz de su constancia en la lectura y escritura de textos literarios, han adquirido, en mayor o menor medida, un bagaje muy valioso que no los hace, necesariamente, los autores más mediáticos de la literatura colombiana pero si los creadores de una obra digna de publicar y, por qué no, de declamar a grandes voces en las plazas.
Todos los autores aquí antologados aceptaron aportar a la construcción de este compendio no sólo el trabajo de meses, quizá de años, sino también un monto económico que hizo posible la publicación de este ejemplar que usted tendrá la oportunidad de leer, algo que le da un valor agregado a este obra si tenemos en cuanta que, como bien se sabe, para darse la literatura como acción, deben existir dos protagonistas: escritor y lector. Para llegar a concebir al primero de estos dos protagonistas pueden pasar muchos años y ni siquiera eso aseguraría la realización del mismo. En cambio, el segundo protagonista es algo que se puede concebir de manera más fácil si se cuenta con algo de voluntad política (no se alarme el lector, pues la cultura es un jugador tan importante como la política dentro de la construcción de las sociedades). Lamentablemente, en países como el nuestro es muy difícil llegar a la realización del primer eje de la literatura (escritor) y es mucho más difícil, casi una gran lucha, llegar a la concepción del segundo (lector).
En esta medida, quiero agradecer a los autores que decidieron marchar con nosotros hacia la realización de este importante trabajo y a usted, estimado lector, por poner su atención en estas páginas que tal vez no le aporten algo más que reflexión, distracción y, por qué no, nuevas ideas de creación, puesto que esta propuesta rompe esquemas establecidos de difusión para cambiarlos por alternativas de publicación autónomas y autogestionadas.
Sin más preámbulos, sirva, pues, esta antología, como un pretexto para hacer un llamado sobre la importancia de la difusión de la palabra versificada en un país donde la poesía no se vende porque no se vende, y también como un punto donde convergen nuestros gustos y necesidades de lectura. Con estas sencillas palabras, damos la bienvenida a todos aquellos que acojan este libro para el goce de la lectura.


Omar Garzón Pinto


Fernando Fernández (Bogotá).

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