DANIEL QUINTERO TRUJILLO
Nació en Convención (Nte. de
Sder.), el 1 de enero de 1947. Maestro de Escuela Rural y Normalista Superior
de Piedecuesta 1964. Licenciado en Psicopedagogía y Filosofía de la Universidad
Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja 1969. Magister Ciencias de la
Educación Universidad de Antioquia 1971. Especializado en Informática e
Investigación Educativa. Profesor y Decano de la Facultad de Educación de la
UPTC. Autor de artículos y libros de Pedagogía y Psicología, publicados por la
UPTC. La Universidad de Boyacá y la Universidad Juan de Castellanos. Dirigió el
Boletín Informativo Noticias Breves de la Facultad de Educación. Autor de Ecos
de la Cuadra, Firavitoba. Autor de Cuentos y Relatos, publicados en la
pág. www.danielqt.comy
en el Libro Total. Cuentos de Paz y Alegría para Tiempos de Navidad. Puro
cuento, una Publicación para la Fundación Caro Bogotá 2013. Autor de Audio
Cuentos 2013. Columnista de Vanguardia Liberal, Revista Gente de Bucaramanga y
Horizontes Culturales Ocaña, Miembro de la Asociación de Escritores de la
provincia de Ocaña y Sur del Cesar.
¡LLEGÓ LA PROFESORA!
Eran tiempos
turbulentos… La población de Cerro Gordo estaba asustada, por la
violencia de los grupos que combatían al gobierno, demostrando inconformidad,
por la situación de pobreza y abandono en que se encontraban los campesinos. En
esas montañas se observaban casas desocupadas, ya que los habitantes se
habían ido como cuando el cazador dispara y las palomas salen a volar buscando
refugio, sólo estaba la escuela rural, allá en la cumbre, a donde los niños y
niñas se desplazan diariamente, con la motivación de aprender, mientras sus
padres trabajan en las minas, ya que la agricultura había dejado de ser
rentable.
Ya era marzo, casi Semana
Santa, en las ciudades, los escolares asistían a las aulas. Una periodista que
había sido comisionada por una agencia noticiosa a cubrir Información sobre la
violencia en esa región, mientras caminaba por la montaña, observó en lo alto a
un grupo de niños con los morrales de escolares, lo que le indicó que se
trataba de una escuela, acelerando su caminar y al llegar al sitio, los niños
aplaudían y gritaban con alegría: ¡Llegó la profesora... Llegó la profesora…!
La tomaron de la mano y un escolar que lucía una gorra en su cabeza para
resguardarse del intenso sol, se identificó como el personero de los
estudiantes, la condujo al aula e invitó a sus compañeros a orar frente a una
imagen de la Virgen del Carmelo, que estaba adornada con flores frescas puestas
en una botella de cerveza, colgada desde el techo, en la viga central, después
de cantar el himno nacional, todos dijeron: Profe ¿Qué nos va a enseñar hoy?
¡Hace mucho tiempo que la estábamos esperando!
La periodista, los saludo
amablemente y se identificó como la señorita Blanca Isbelia; hermosa morena, de
gran estatura, ojos azules, dejaba ver sus dientes blancos al sonreír, tenía
acento vallenato, cargaba al hombro derecho su cámara, en la mano un pequeño
computador, una cartera amplia que combinaba con su bluyín ajustado y la blusa
suelta ondeante con el viento. Se le vía inquieta, no quería defraudar a los
chiquillos; con el entusiasmo de los investigadores, los invitó al diálogo para
que le contaran su situación y por qué no había clase. Ellos con la
franqueza que caracteriza a los infantes, le informaron que los padres estaban
preocupados porque el gobierno había anunciado que la Escuela debía cerrarse,
porque No se justificaba el nombramiento de un Maestro para 15 alumnos,
que los papás los enviaran al centro urbano, gastando cuatro horas en ir y
venir, mucha distancia para recibir sus clases. También relataron, que en las
largas horas de espera de la Maestra, jugaban fútbol, contaban cuentos y
arreglaban los jardines de la Escuela. Luego se irán a reunirse con la familia.
La Señorita Blanca Isbelia,
escribió en el tablero su nombre y el lugar de procedencia mientras
tomaba una decisión y dijo a los escolares que avisaran a los padres que ya
había llegado la profesora, mientras tanto ella se fue a vivir en la casa de
uno de ellos, cambió su profesión por ser esa Maestra de Escuela Rural, con sus
escritos convenció al gobierno que la nombrara como educadora. En las clases de
español, enseño a los estudiantes a escribir relatos de la región, hicieron
mensajes, que todas las semanas llevaban a sus padres, con orientaciones
pedagógicas para motivarlos a volver al campo, las clases de
ciencias sociales, fueron cátedras de sana convivencia. En la escuela comenzó a
funcionar El Periódico Rural, así ella enviaba sus escritos a la Agencia
Noticiosa.
Ahora, los
campesinos han regresado a sus parcelas para cultivar la tierra y asistir a la
familia, con la Escuela funcionando, se sienten felices, porque sus hijos
reciben educación, sin estar condicionados a un número mínimo de
estudiantes, para gozar de ese Derecho. Sienten que el gobierno los
escucha y muy orgullosos observan desde el camino, que han izado la bandera
Blanca, como símbolo de la Paz en la montaña y el Tricolor Nacional, como
la Bandera de una nación donde vale la pena seguir trabajando para lograr
el desarrollo agrícola, cultural y educativo, de los habitantes campesinos. La
Maestra Blanca Isbelia, ahora líder de la comunidad, ha vinculado la escuela
como un centro de desarrollo comunitario, con la Misión de formar a un
ciudadano integral, para lograr los cambios que los ciudadanos necesitan para
vivir felices, sin abandonar su entorno.
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