2/16/2014

Sebastián Zampatti



Sebastián Zampatti (Tandil, Argentina, 1978) es poeta, escritor y músico. Nómade académico, sus estudios incluyen la Licenciatura en Historia, el Profesorado de Letras y la carrera de Intérprete de Música Popular. Ha hecho de la contradicción su propia voz. Abierto a todas las formas de la literatura y dueño de una curiosidad que siempre lo ha llevado a la experimentación constante lo mismo arriesga una imitación que una innovación. Su obra se caracteriza por la búsqueda incesante de una forma literaria original pero no independiente de las formas ya conocidas y exploradas. Todos los caminos son válidos y necesarios para encontrar una producción nueva cada vez y en sus obras la poesía se funde y confunde con la prosa y viceversa.



A las estrellas que ostenta el cielo
de la noche
tienes por ancestros:
desciende de ellas
tu infinita mirada.




Los Astros te desconocen
y en vano busco
en un horóscopo un buen presagio,
una esperanza.

¡Alguien avise al Cielo que me has dejado!




Asterión te espera, sumiso,
en tu soledad que es
la suya misma.
Sabe de los brazos que te esperan
en ese otro universo
y extiende ante ti,
como un redentor,
su propia muerte
que es,
la de dos soledades.




No tengo, por no tener, esperanzas.
Recorro la distancia que nos separa
sin escudo, ni armas, ni armadura:
desnudo, con la misma desnudez
que me hace vulnerable a tus antojos.
Me acerco tímido, pero seguro.
Tú tienes la última palabra,
hay sólo dos opciones...




¡Ah! Caprichosa te niegas
a mi amor.
Tú lo pierdes y verás
que pronto
lamentarás haber perdido
esta mañana.




Tu felicidad se me impone como un deber.
Me acechan, constantes, tus necesidades;
no vaya a ser que, por algún descuido,
tu amor se me haga esquivo y mis esfuerzos vanos.

Sospecho, tras tu tierno semblante, durezas
de carácter que hagan irreconciliables las 
/diferencias.
Temo que huyas y otros brazos te encierren
y no vuelvas jamás a ser este sueño blando
….en el que duermo.




Quién pudiera hallar aladas palabras
que en plena noche se eleven al cielo,
se alejen de los jazmines, en vuelo

raudo a los oídos de mi Amada.

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