12/31/2012

CAMINO PARA EL OLVIDO


Que venga la muerte
y toque la puerta
Que venga en la tarde
en la noche en el día
no importa estaremos
bañando las flores
preparando café
durmiendo a los niños
Que venga y pregunte
el día de la siega
el nombre del pueblo
de los campesinos
y pase revista
en el parque central
Que venga y se burle
de estos nuestros miedos
Que nos forme a todos
uno junto al otro
apuntando nuestras
frentes nuestro pecho
nuestro pie embarrado
Que venga y nos pegue
que todos pondremos
esta otra mejilla.

Que venga la muerte
y nos rasgue la piel
nos quite los dedos
nos cierre los ojos
nos rompa los dientes
nos bote a la brisa
y nos abandone
en esta intemperie
en donde los buitres
nos abran los poros
nos chupen la sangre
nos quiebren los huesos
nos piquen las sienes
mientras nos tragamos
la lengua tratando
de no sentir nada
y de no esculpir mas
sonrisas oscuras
en nuestros fríos párpados

Que venga sin afán
Que venga silente
y como una fiera
nos ponga en su boca
con sus garras de hiel
y cave profundo
cubriendo nuestra voz
hasta que no seamos
mas que un vago sueño
mas que un gris murmullo
una hoja seca en el
camino olvidado
una plasta verde
de mierda asoleada

Que venga sin temor
que nuestra venganza
nuestro grito ardiente y
nuestra espada serán
estas letras tenues
de hambre exiliada
estas simples líneas
de errante cansado
líneas que de pronto
ningún hombre leerá.



*Poema dedicado a las víctimas de la masacre de El Salado, Colombia, año 2000.


Carátula de Flores para un ocaso. Foto de Paola Pinto (Bogotá, 2013).

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